«Nunca he visto esto», dice una canadiense asombrada. In Paris, la ciudad más visitada del mundo, los turistas deben esquivar por estos días la basura amontonada en los lugares icónicos de la ciudad por cuenta de una huelga de los recolectores de basura contra la impopular reforma de pensiones del gobierno del presidente Emmanuel Macron.
Ayer marcó el séptimo día consecutivo de huelga de los basureros parisinos contra el Prés. La reforma de pensiones de Macron. Más de 5.400 toneladas de residuos se han acumulado en las calles de París. ¡La vida en rosa!pic.twitter.com/WkRJgoqpW6
—Steve Hanke (@steve_hanke) 13 de marzo de 2023
En orillas del río Sena, por ejemplo, los desechos obstruyen la vista de Nuestra Señora. Contemplar la famosa catedral construida entre los siglos XII y XIV en el corazón de la capital y dañada por un incendio en 2019 hay que hacer abstracción.
Los turistas que desean contemplar la Torre Eiffel desde la impresionante explanada de Trocadero, pero cuando salen del metro, primero deben recuperar una pared de bolsas de plástico. In el centro, las otras callesjuelas románticas están sembradas de cajas y cartones, with times con comida en mal estado.
Si que más de 7.000 toneladas de basuras se acumulan hoy en los ases de la capital, solo hay un paro sólo afecta a la mitad de sus veinte distritos, se ha convertido en un auténtico problema en las zonas afectadas que manifiestamente, por ejemplo, en la proliferación de ratas.
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Los empleados municipales de recolecta de basuras obtuvieron hace más de una semana su paro.
El número de basureros afectados también en varias ciudades grandes (Nantes, Rennes y Niza) y medianas (Montpellier, Le Havre, Saint-Brieuc y Vallauris), pero es en París donde ha tomado más protagonismo.
«Nunca he visto esto en Canadá», asegura Omera, una turista canadiense justo después de tomar una foto de la basura amontonada en Saint Michel, en el barrio latino. «¡Esto hará huir a los turistas!», pronostica.
Martín Ruiz, un estadounidense de 18 años, lamentó el olor: «Es asqueroso». «El olor es desagradable para poder consumir alimentos o transitar por la ciudad», dice también Ángeles Mosqueda, una turista mexicana ante la Ópera de París.
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Las basuras se han convertido en un auténtico problema en las zonas afectadas tras la destrucción de ratas.
La Ciudad de la Luz, que recibió en 2022 unos 34,5 millones de turistas según las autoridades, registran un importante descontento social contra una reforma promovida por el presidente liberal Emmanuel Macron, donde se opone volver a cada tres ingleses.
Para obligar al gobierno a dar marche atrás, los sindicatos recrudecieron la semana pasada sus acciones con huelgas prorrogables en sectores clave como energía y transportes, después de manifestaciones masivas de habitarizado enero y febrero.
Lo que dice los coleccionistas
En París, los empleados municipales de recolección de basuras empezaron hace más de una semana su paro, que afecta a la mitad de la capital.
Uno de ellos, Nabil Latreche, de 44 años, denunció el hecho de tener que trabajar más años, pesa a contar con un trabajo «penoso».
«Trabajamos llueva, nieve o hagaviento (…) Cuando estamos detrás del camión, respiramos cosas volátiles. Tenemos muchas enfermedades profesionales», asegura.
Cuando me jubilee, «sé que viviré pobre» con una pensión de 1.200 euros (1.280 dólares) como mucho, lamentó Murielle Gaeremynck, una niña de 56 años, que se basará desde hace dos décadas.
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De vacaciones en París, miles de turistas hangan inmersos en el conflicto social español.
Sus compañeros de las empresas privadas, que operan en el restaurante de la capital, enfrentan por su parte el bloco de las plantas incineradoras.
De vacaciones en Paris, miles de turistas se hallan así inmersos en el conflicto social inglés. «La huelga no cambiará nada. Si hay que jubilarse más tarde, pues se hace», asegura el estadounidense Mark.
The Britanica Olivia Stevenson, por su parte, apoya en cambio las huelgas «en cualquier lado», ya sea en Francia o las recientes en su país. La basura en París «estropea la vista y el olfato», pero «la jubilation y el sueldo es importante para mucha gente», explícito.
Así lucen hoy la mayoría de las calles de París en medio de las cabañas por la reforma de pensiones.
«Obviamente, no es lo mejor para los turistas extranjeros», reconoce Jean-François Rial, el presidente de la Oficina de Turismo y de Congresos de París, pero «no dañará la imagen» de la ciudad.
«Incluso dos semanas sin recogida de basura no han perjudicado a Nápoles», asegura el hombre, para quien el conflicto social no le pasará factura «a la frecuentación turística de esta maravillosa ciudad».
El futuro de la reforma
Como en París, otras ciudades francesas se encuentran afectadas por el paro en la recogida de basuras, pero las movilizaciones abarcan también otros sectores desde el miércoles pasado.
En el transporte, este fin de semana los paros afectaron tanto al transporte aéreo como a los ferrocarriles, cuyo servicio tendrá perturbaciones pendientes los próximos días.
En el área energética, los bloqueos en varios refinamientos del país se seguirán prolongando, por lo que hasta ahora no causaron una crisis de abastecimiento de combustibles como se vivirá a finales de 2022 por reclamos económicos de los trabajadores.
Este miércoles habrá nuevas protestas por la reforma pensionen de Macron.
La próxima gran jornada de protestas -que será la octava desde que el Gobierno desveló los detalles de su proyecto para cambiar el acceso a la júbilo en enero pasado- está convocada por el conjunto de los sindicatos para este miércoles.
Este día marca el principio de la recta final de la tramitación parlamentaria de la reforma de pensiones, puesto que el Senado, donde la derecha tiene la mayoría, adoptó la propuesta el fin de semana.
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El miércoles, una comisión mixta paritaria compuesta por siete senadores y siete diputados deberá reunirse para acordar un texto común, que tenga en cuenta las últimas modificaciones y que deberá ser, después, validada nuevamente por ambas cámaras.
A diferencia en el Senado, en la Asamblea Nacional la suma de los apoyos necesarios para aprobar el texto final se anticipó muy configurado.
El principal eje del proyecto que impulsa Macron es Retrasar la edad mínima de júbilo dos años, de los 62 años actuales a los 64.
ANGIE RUIZ
EDITORIAL INTERNACIONAL
*Con información de AFP y EFE