Las primarias de New Hampshire ya han comenzado. En la medianoche del lunes al martes (seis de la mañana en la España peninsular), cumpliendo una tradición que cada cuatro años da a la localidad sus 15 minutos de fama, los votantes de Dixville Notch han sido los primeros en votar. Vienen haciéndolo así desde 1960, pero quedan ya solo seis habitantes (cuatro registrados como republicanos y dos independientes) en ese lugar campestre y remoto, situado al norte del Estado, cerca de la frontera con Canadá. Cuando Dixville Notch estaba más poblado, era tentador analizar su resultado como una pista de lo que pasaría a lo largo del día. Ahora sirve de poco, aunque Nikki Haley se ha llevado los seis votos y lo ha celebrado. Las claves de la jornada, que se prolonga todo el martes (hasta la madrugada de este miércoles, en horario de la España peninsular), están en otra parte. La participación, principalmente de los independientes, es una de ellas, sobre todo para decidir si el favorito republicano, Donald Trump, noquea a la aspirante, Nikki Haley, o el combate se alarga. Pero hay otros aspectos a los que estar atentos.
1. La participación
La nieve y las temperaturas inferiores a 20 grados bajo cero provocaron una baja participación en los caucus de Iowa de la semana pasada. Solo 110.000 votantes se acercaron a unas asambleas que exigen además una dedicación y motivación más potente. “Iowa no hizo un buen trabajo. La participación electoral fue muy, muy baja”, ha dicho estos días el gobernador de New Hampshire, Chris Sununu. Tanto él como el secretario de Estado, David Scanlan, pronostican una gran movilización en las primarias de este martes, que podría superar los 320.000 votantes, un 60% del censo, frente al 18% que participó en Iowa.
“El país entero está mirando a New Hampshire”, decía Sununu este lunes en el acto de cierre de campaña de Haley. Las primarias de este Estado son semiabiertas. Los votantes que están registrados como republicanos solo pueden votar en las primarias republicanas y los demócratas, en las suyas. Sin embargo, los independientes, que es como se conoce a los que no están registrados en ninguno de los dos partidos, también pueden participar en las de uno u otro partido. Las encuestas señalan que en este grupo, que representa casi el 40% del censo, tiene ventaja Haley, mientras que entre los afiliados republicanos domina Trump con comodidad. Cuánto se movilicen unos y otros tendrá mucho peso en el resultado final. En New Hampshire se ha detectado cierto movimiento de votantes registrados demócratas a pasar a independientes, aunque con un peso pequeño. En cualquier Estado uno puede cambiar de partido respetando los plazos.
2. La herencia de DeSantis
La retirada de Ron DeSantis ha marcado la recta final de la campaña de las primarias de New Hampshire. Al tirar la toalla antes de la votación, se va con la honrilla de haber quedado al menos segundo en Iowa, aunque su retirada a las primeras de cambio sea bastante humillante. En su mensaje de rendición, el gobernador de Florida pidió el apoyo a Trump y descalificó a Haley. DeSantis solo tenía en New Hampshire una intención de voto del 6% al 8%, según las encuestas, pero si sus seguidores le hiciesen caso, el efecto sería demoledor para Haley y daría a Trump una victoria aplastante de nuevo, como en Iowa. Las encuestas no dejan tan claro que el trasvase de la herencia de DeSantis a Trump vaya a ser tan limpio.
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3. La diferencia Trump-Haley
La participación y la distribución del voto huérfano de DeSantis pueden marcar la diferencia en el resultado de las primarias. Las últimas encuestas apuntan a una diferencia de 15 a 20 puntos a favor de Trump. Ese es obviamente el dato clave del escrutinio. Para Trump, ganar este martes supone casi tanto como certificar su nominación por la vía rápida, aunque en New Hampshire solo se adjudican 11 delegados. Todos los candidatos que han ganado en Iowa y New Hampshire en el último medio siglo en primarias competitivas se han llevado el triunfo final en las primarias y Trump tiene un dominio propio de un presidente en ejercicio.
New Hampshire es el Estado en el que Haley tiene mejores perspectivas. Cuenta con el apoyo del gobernador, puede lograr el respaldo de votantes independientes y es, en general, un Estado más moderado que la media. Hasta las iniciales de la candidata son las mismas del Estado, lo que le permite diseños de carteles efectistas. Si Nikki Haley no gana en New Hampshire, ¿dónde va a ganar? Si no pierde aquí por una diferencia escasa, ¿dónde lo va a hacer mejor? Esa es la pregunta que flotará en el ambiente si el resultado es el que predicen las encuestas. En cambio, si la candidata da la sorpresa, la pregunta será otra: ¿se puede replicar su ascenso en otros Estados?
4. Un presidente desaparecido y otro, desconocido
En Iowa solo hubo votaciones en los caucus republicanos. En New Hampshire, en cambio, votan tanto republicanos como demócratas. No obstante, el Partido Demócrata no concede delegados a los ganadores en el Estado por una disputa sobre el calendario de las primarias. Esa disputa es la que explica, además, que el presidente, Joe Biden, no se inscribiera a tiempo y su nombre no figure en las papeletas ni haya hecho campaña. Los ciudadanos pueden votarle escribiendo a mano su nombre en un hueco en blanco dejado al efecto en las papeletas, pero eso complica un poco no solo la votación, sino también el escrutinio. Junto a la campaña por votar a mano a Biden hay otra para escribir en ese hueco en blanco “Alto el fuego”, en referencia a la guerra de Gaza. Obviamente, esos votos serían nulos. En las papeletas demócratas aparecen 21 candidatos, incluidos el congresista por Minnesota Dean Phillips; la escritora de libros de autoayuda Marianne Williamson; el comediante Vermin Supreme, un excéntrico activista conocido por llevar una bota de goma en la cabeza como sombrero, y un presidente desconocido, pero no de cargo, sino de nombre propio: President R. Boddie. Ninguno de ellos tiene posibilidades.
5. El camino a seguir
Donald Trump recordaba este lunes que la carrera de las primarias republicanas había empezado con más de una decena de aspirantes y que ya solo quedaban dos. “Y creo que una persona se irá probablemente mañana”, remachaba, en referencia a una posible retirada de Haley. Que la exembajadora en la ONU y exgobernadora de Carolina del Sur tire la toalla dependerá en buena medida del resultado. No tiene fácil lo que viene por delante. En el caso de los republicanos, la siguiente etapa es Nevada, pero es un tanto confusa. Allí hay primarias el 6 de febrero (votaciones en urnas en un horario definido, como unas elecciones convencionales) y caucus (asambleas algo informales de ciudadanos donde votan a sus candidatos) dos días después. Hasta 2020 solo había caucus, pero ese año las asambleas y el escrutinio fueron caóticos y el legislativo estatal, en manos demócratas, aprobó pasar a primarias en 2024. Sin embargo, el Partido Republicano se rebeló y no solo sigue celebrando caucus, sino que concede delegados en función de ellos. Haley está en las papeletas de las primarias, pero no participa en los caucus. Y con Trump, que se llevará los delegados, ocurre lo contrario: está en los caucus, pero no está en las papeletas.
Después de Nevada, caso de haber aún batalla, el 24 de febrero llegarán las primarias de Carolina del Sur, el Estado natal de Haley, pero en el que el expresidente cuenta con sólidos apoyos y es el claro favorito. Los demócratas, en cambio, votan en Carolina del Sur el 3 de febrero. Biden impulsó que se adelantasen las primarias demócratas en dicho Estado, donde despegó su campaña hace cuatro años, con el argumento de que es más diverso y representa mejor a Estados Unidos.
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