Elon Musk visita el campo de exterminio nazi de Auschwitz para sacudirse las acusaciones de antisemitismo | Internacional

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Después de viajar a Israel en noviembre, Elon Musk ha visitado este lunes el campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau y ha participado en una conferencia sobre antisemitismo, agudizado desde el inicio de la ofensiva de Israel en Gaza. En noviembre aseguró que su paso por Israel “no fue una gira de disculpas”, pero se produjo justo después de ser acusado de antisemita por un comentario en X (antes Twitter), que le valió la retirada de importantes anunciantes. Musk, que dice tener “aspiraciones de judío”, ha defendido la libertad de expresión frente a cualquier filtro contra el discurso de odio en su plataforma, donde afirma que hay menos ataques contra esta comunidad que en otras redes.

El magnate tecnológico se mueve con comodidad entre posturas ideológicas de extrema derecha, pero rechaza las acusaciones de antisemitismo. El dueño también de Tesla y SpaceX las achaca a un intento de los medios de comunicación de cancelar X, porque “es competencia directa” de estos. “Buscan cualquier ángulo contra nosotros”, ha afirmado en una charla con el comentarista político conservador Ben Shapiro en la ciudad polaca de Cracovia tras visitar el campo.

Musk se ha mantenido firme en la defensa de la libertad de expresión en X frente a la moderación o los filtros que limiten los mensajes de odio. “Los nazis aplicaron una estricta censura en Alemania a todo lo que fuera prosemita”, ha argumentado. “La libertad de expresión es una de las formas de vencer al odio. Tal vez la manera”, ha insistido.

Como ha explicado ante los participantes de la conferencia organizada por la Asociación Europea de Judíos en Polonia, la plataforma permite señalar y corregir falsedades mediante notas en los mensajes. “Es la mayor fuente de verdad del mundo”, ha defendido, y aspira “a ser lo más precisa posible y minimizar el error entre lo que se dice y la realidad”. La cuenta de jefe de X es de las más corregidas en la red social por desinformar, según una clasificación hecha por un usuario de X con datos de la propia empresa. En nombre de la libertad de expresión, Musk ha reactivado en la red social cuentas que habían sido canceladas por considerarse peligrosas por extender bulos, como la del expresidente Donald Trump, que fue suspendido permanentemente por riesgo de incitación a la violencia tras el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, o recientemente, la de Alex Jones, un teórico de las teorías de la conspiración condenado por sus bulos.

Después de visitar Auschwitz-Birkenau junto a su hijo de tres años, un recorrido que ha dicho que tardará unos días en digerir, el empresario ha coincidido con los organizadores de la conferencia en que si entonces hubiesen existido las redes sociales, el Holocausto “habría sido imposible de esconder”. “Si hubiera habido libertad de expresión…”, ha añadido él.

Musk, que ha criticado las manifestaciones propalestinas en ciudades y universidades de EE UU, ha afirmado que X es la red social con “menor cantidad de antisemitismo”. “Nunca va a ser cero, pero cuando lo comparas con otros como Instagram, TikTok. (…) Creo que TikTok tiene cinco veces más”, ha asegurado sin dar ninguna cifra.

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Mensajes polémicos

El hombre más rico del mundo se define a sí mismo en su bío en X como jefe de trolls. A Musk le gusta generar polémica y su lista de mensajes desafortunados es larga, a la vez que juega cada vez más a desempeñar un papel destacado en la geopolítica global. En noviembre contestó a un mensaje de un usuario que acusaba a los judíos de odiar a los blancos y, en línea con la teoría conspirativa de los supremacistas blancos del gran reemplazo, aseguraba que los judíos están apoyando a “hordas de minorías” que están “inundando” el país. “Has dicho la pura verdad”, tuiteó Musk.

El tuit generó indignación y le costó la pérdida de anunciantes como Disney, Apple o IBM. A Musk eso no pareció importarle mucho, porque en un encuentro organizado en Nueva York por The New York Times, les respondió: “Que os den por culo”. Aunque sí reconoció que ese mensaje suyo fue “uno de los más tontos”.

Este lunes, Musk se ha defendido de cualquier acusación de antisemitismo asegurando que la mayoría de sus amigos son judíos, que de pequeño fue a un colegio judío, que su nombre es “bastante judío”, que viajó a Israel con 13 años… “¿Soy judío? Soy judío”, ha dicho bromeando. En Israel, donde fue recibido casi como un jefe de Estado, otorgó al primer ministro, Benjamín Netanyahu, la facultad de autorizar el uso en la Franja de Gaza de la conectividad que proporciona su red de satélites Starlink. Este lunes en Cracovia, el rabino Menachem Margolin, líder de la asociación de los judíos europeos, le ha definido como “una voz fuerte en la lucha contra el antisemitismo”.

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