El recuento de las víctimas mortales que los bombardeos israelíes están provocando en Gaza se ha convertido en un elemento más de la propaganda con la que tanto Israel como Hamás intentan atraer el favor de la opinión pública internacional. El Ministerio de Salud de Gaza elevó la cifra de fallecidos este viernes a más de 7.300 personas, un dato que ya quintuplica los 1.400 que dejó la milicia islamista en su incursión en el sur de Israel el pasado 7 de octubre. El bloqueo total por tierra, mar y aire que el Gobierno de Benjamín Netanyahu decretó sobre el enclave palestino tras el ataque impide la entrada de verificadores independientes que puedan certificar esta información. Estados Unidos, Israel y Alemania cuestionan las cifras, en la medida que proceden de un departamento que dirige Hamás, considerado grupo terrorista por Washington y por la Unión Europea. En cambio, el Ministerio de Salud gazatí es la fuente que han usado en ofensivas anteriores muchos organismos internacionales, incluido el departamento de Estado de EE UU.
“No confío en que los palestinos estén diciendo la verdad sobre cuántas personas han muerto, estoy seguro de que han muerto inocentes y es el precio de la guerra, pero no tengo confianza en el número que están diciendo los palestinos”, afirmó el pasado jueves el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para poner en cuestión la elevada cifra de víctimas mortales mientras se recrudecía el cero israelí.
Horas después de la declaración del mandatario estadounidense, el Ministerio de Salud de Gaza publicó una lista de las 7.028 personas (con sus nombres, salvo 281 por identificar), de las que 2.913 son niños, que desde el 7 de octubre y hasta las tres de la tarde del jueves (hora local, una más que en la España peninsular) habían perdido la vida en el enclave palestino por los bombardeos israelíes. El documento, de 212 páginas, que no diferencia entre civiles y combatientes, incluye el número de identidad de cada “mártir”, como habitualmente denominan a los palestinos a quienes mueren en el marco del conflicto con Israel, así como el género y la edad, y aclara el sistema de conteo.
En concreto, según explica el ministerio gazatí, los hospitales gubernamentales registran en “el sistema informático de información hospitalaria” tanto a cada persona muerta que llega a sus instalaciones como los casos de los heridos que fallecen en el propio hospital, y trasladan esta información a “la base de datos central del registro de mártires”. Los hospitales privados, sin acceso a este sistema informatizado, rellenan “formularios especiales” con los datos personales de las personas muertas y los envían en las siguientes 24 horas al centro de información del Ministerio de Salud, según recoge el documento.
La cifra de víctimas mortales, aclara el ministerio gazatí, no incluye a las “personas desaparecidas bajo los escombros”, a “las que fueron enterradas directamente sin ser trasladadas a hospitales” ni los casos en los que “los hospitales no pudieron completar los trámites de registro”. “Por ello, el número de mártires es superior en cientos al número recogido en este informe”, sostiene el documento.
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“Los números del Ministerio de Salud de Gaza son generalmente fiables”, afirma en una conversación telefónica Omar Shakir, director de Human Rights Watch (HRW) para Israel y Palestina, sobre la base de la experiencia de “una organización que ha trabajado más de 30 años” en el terreno. Su afirmación responde a “razones metodológicas”. “Hemos hecho nuestra propia verificación en ataques concretos y hemos encontrado que el número coincide generalmente con el que da el ministerio”, explica Shakir. Por eso, continúa, es la fuente que no solo cita HRW, sino también “Naciones Unidas e incluso el Departamento de Estado de EE UU en su informe anual”. Además, Shakir cree que “el nivel de devastación que se ha visto en las imágenes por satélite, por vídeo o en las entrevistas está en línea con los números que da el ministerio”.
El máximo responsable de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, coincide con este análisis. En los anteriores ciclos de violencia, “esas cifras fueron consideradas creíbles y nadie realmente las cuestionó”, afirmó este viernes en una rueda de prensa en la sede de la agencia en Jerusalén, informa Antonio Pita. Explicó que, además, en anteriores escaladas de violencia realizaron la siguiente “correlación”: por un lado, calcularon qué porcentaje de la población gazatí representan los trabajadores de la UNRWA y, posteriormente, comprobaron que esa cifra coincidía con el porcentaje de trabajadores de la agencia que murieron, calculado sobre la cifra total de víctimas mortales. El resultado era “más o menos” el mismo, lo que los llevaba a deducir que la cifra proporcionada por el Ministerio de Salud era lógica.
La matanza en el hospital Al Ahli al Arabi
Las dudas en torno a la matanza en el hospital de Al Ahli al Arabi por la explosión del pasado 17 de octubre, de la que Hamás responsabilizó a Israel y este, por su parte, a la Yihad Islámica, se encuentra en parte en el origen de la desconfianza hacia las cifras que proporciona Hamás. En un primer momento, las autoridades anunciaron que habían perdido la vida entre 200 y 300 personas, una cifra que los servicios sanitarios gazatíes elevaron más tarde a 471. Varias investigaciones coinciden, sin embargo, en que el número de víctimas es probablemente menor, a tenor de los daños que provocó la bomba, que cayó en el aparcamiento del hospital.
“Hay que distinguir entre los comunicados emitidos por altos funcionarios en el calor del momento y la cifra total de muertos, porque esta no se basa en una declaración, sino en información directa que el Ministerio de Salud recibe de los hospitales; es decir, en una cifra recopilada colectivamente”, explica Shakir.
En cuanto al número concreto de civiles muertos —el departamento de Salud gazatí no diferencia entre civiles y combatientes—, el experto considera que “el ministerio no es la fuente”. “Solo recopila información sobre el número de identidad, el nombre y la edad y es, en ese aspecto, en el que consideramos fiable su información”. Para saber el número exacto de población no combatiente muerta, es necesaria “una investigación que difícilmente se puede realizar en una situación en la que no dejan entrar en Gaza ni a los periodistas de guerra ni a las organizaciones de derechos humanos para que puedan realizar sus propias pesquisas sobre el terreno”. No obstante, según considera, la cifra que aparece en el documento de niños fallecidos (2.913) “indica que un alto número de civiles ha muerto”.
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