La familia Alíyev controla Azerbaiyán sin oposición desde 1993 y este miércoles revalidará su poder hasta 2031, como mínimo, en las primeras elecciones presidenciales tras la toma por la fuerza del enclave armenio de Nagorno Karabaj en septiembre del año pasado. La región, reconocida internacionalmente como territorio azerbaiyano, pero de población armenia y autoproclamada república tras la disolución de la Unión Soviética, fue conquistada por Bakú en el asalto final de una larga e intermitente guerra. Más de 100.000 armenios huyeron de la zona, y en las desiertas calles de su capital —Jankendi para Azerbaiyán, Stepanakert para Armenia— se han desplegado varios colegios electorales para unos comicios donde opositores, activistas y periodistas han sido perseguidos, al igual que sus familias. Según los sondeos a pie de urna, el líder azerbaiyano ha ganado los comicios con un 94% de los votos.
El presidente Ilham Alíyev (Bakú, 62 años), quien sucedió a su padre al frente del poder en 2003, ha depositado su voto simbólicamente en la mayor ciudad de Nagorno Karabaj acompañado por su esposa, la vicepresidenta primera de Azerbaiyán, Mehriban Aliyeva. Su marido se apuntó en las presidenciales de 2018 un 86,02% de los votos y el mandatario previsiblemente ha logrado este miércoles un quinto mandato consecutivo en unos comicios adelantados donde los seis candidatos rivales han sido políticos próximos al poder y solo han tenido elogios hacia su líder. En uno de los debates electorales —Alíyev no ha acudido a ninguno—, uno de los aspirantes, Zahid Oruj, directamente animó a los espectadores a votar al presidente actual.
Por su parte, los dos principales partidos de la oposición, Musavat y el Frente Popular de Azerbaiyán, han desistido de concurrir debido a la persecución sistemática de los críticos. Según sus cifras, hay unos 200 presos políticos en las cárceles del país, y el Frente Popular de Azerbaiyán animó a la población a no acudir a las urnas. “Hemos tomado la decisión de boicotear las elecciones. No se dan unas condiciones normales para que actúen de forma libre las formaciones opositoras. No participaremos en esta farsa”, manifestó Ali Karimli en el congreso extraordinario que celebró su partido el pasado diciembre.
“Las autoridades azerbayanas han intensificado su represión contra la disidencia pacífica desde noviembre con la detención de más de 13 opositores, periodistas y un activista de derechos humanos”, ha denunciado, por su parte, Natalya Nozadze, investigadora de Amnistía Internacional en el Cáucaso Sur. “Después del arresto de los críticos con el Gobierno, el Ejecutivo comenzó a perseguir a sus familiares y allegados”, relata a través de un comunicado.
La activista apunta que las autoridades han congelado los ingresos y las cuentas bancarias de los padres de varios periodistas de Abzas y Canal 13 que han sido detenidos: “Ofelia Maharramova, la madre del editor jefe de Abzas, no puede permitirse los medicamentos que necesita porque su pensión y sus prestaciones por discapacidad han sido congeladas”.
Alíyev dejó sin margen de maniobra a la oposición al adelantar por sorpresa estas elecciones hace dos meses, pues estaban previstas para abril de 2025. En total han abierto 6.537 colegios electorales, 26 de ellos en Nagorno Karabaj, y 6,5 millones de ciudadanos han sido llamados a unas urnas donde no ha habido observadores internacionales independientes.
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El presidente ha vetado la misión del Consejo de Europa, cuya Asamblea Parlamentaria retiró las credenciales de Bakú el pasado 25 de enero por “no haber cumplido los importantes compromisos” suscritos desde su adhesión a la llegada de Alíyev al poder. El organismo acusó a Bakú de haber cometido “una limpieza étnica” en Nagorno Karabaj en otoño del año pasado al reanudar la guerra “y provocar la huida de la totalidad de la población armenia” de la región; y denunció también “una serie de ejemplos de falta de cooperación con el Consejo”, entre ellos, no permitir que sus relatores se reúnan “con personas detenidas por supuestos cargos de motivación política” ni permitir una observación de estos comicios.
Alíyev amenazó entonces con abandonar definitivamente el Consejo de Europa “ante la insoportable atmósfera de racismo, azerbaiyanofobia e islamofobia en la Asamblea”.
Las acusaciones de violaciones de los derechos humanos no han sido impedimento para que la Unión Europea estreche los lazos con Azerbaiyán en el último año. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, visitó el país el verano de 2023, cuando Bakú ya bloqueaba desde hacía meses Nagorno Karabaj, “para reforzar las relaciones bilaterales, incluida la cooperación en energía”, es decir, la importación de gas azerbaiyano como alternativa al ruso.
“Muchos ciudadanos perciben estas elecciones, que se celebran por primera vez en todo el país, incluida la región de Nagorno Karabaj, como una oportunidad para expresar su respeto y su gratitud al jefe de Estado”, dijo la diputada oficialista Malajat Ibraguimgyzy a la agencia de noticias rusa Tass.
El embajador de Azerbaiyán en Rusia, Polad Bulbuloglu, manifestó a la misma agencia que las elecciones de su país “podrían ser de ayuda [para Moscú] gracias al intercambio de las experiencias en la organización de procesos electorales”.
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