La cumbre internacional que reunió este sábado en Egipto a cerca de una veintena de países árabes y europeos, entre otros, para abordar la crisis en Gaza y explorar fórmulas para contener el deterioro de la situación y avanzar hacia una desescalada militar terminó sin ningún acuerdo conjunto pese a la gravedad de la situación. Sí hubo nuevas llamadas a redoblar esfuerzos para avanzar hacia una resolución duradera del conflicto basada en la solución de los dos Estados. El comunicado emitido por la Presidencia egipcia al término del encuentro se limitó a señalar que El Cairo espera que la comunidad internacional reevalúe su estrategia de las últimas décadas sobre la cuestión palestina con el fin de desbloquear un proceso de paz “real y serio”.
Las expectativas sobre la conferencia eran desde el principio bajas, sobre todo porque los principales actores involucrados en la crisis o bien no estaban presentes, como Israel, Irán y Hamás, o bien enviaron a funcionarios de rango menor, como Estados Unidos, que fue representado por el encargado de negocios de su embajada en Egipto. Al mismo tiempo, la posición de Washington y Bruselas, que han insistido en todo momento en el derecho de Israel a defenderse ante una amenaza terrorista, está muy alejada de la postura de la mayoría de capitales árabes, que señalan que la escalada se enmarca en un contexto de ocupación, falta de perspectivas de futuro para el pueblo palestino y acciones unilaterales de Israel. Los dirigentes de Alemania, Francia y Reino Unido no acudieron a la cumbre, que además se produjo con una inminente invasión israelí de Gaza como telón de fondo. Los países asistentes tampoco lograron acordar una declaración final conjunta.
En su discurso de apertura, el presidente de Egipto, Abdelfatá Al Sisi, propuso una hoja de ruta para salir de la crisis que incluya garantizar primero el envío “sin restricciones y sostenible” de ayuda humanitaria a Gaza y negociaciones encaminadas a lograr un alto el fuego. Al Sisi llamó a reactivar luego un proceso de paz con el objetivo de establecer un Estado palestino, y dijo que “ha llegado el momento de disipar la ilusión política de que el statu quo puede mantenerse”. Justo antes de iniciarse la cumbre, el primer convoy de ayuda humanitaria para Gaza cruzó finalmente el paso fronterizo de Rafah con Egipto.
El presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, condenó “los ataques terroristas” contra Israel y reconoció su derecho a defenderse “en estricto cumplimiento” del derecho internacional, en línea con la postura de la Unión Europea, pero también llamó a un alto el fuego humanitario y a enviar más ayuda a Gaza. Como representante de España, que ejerce la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, Sánchez declaró que las prioridades deben ser proteger a los civiles y garantizar su acceso a ayuda humanitaria, liberar a los rehenes a manos de Hamás, y evitar que el conflicto se expanda en la región, y pidió trabajar para la solución de los dos Estados. Otras delegaciones europeas pusieron también el foco en la cuestión humanitaria y el respeto al derecho internacional.
Los dirigentes de países árabes presentes en la cumbre presionaron por su parte para que se detenga la escalada, condenaron los actos de violencia contra los civiles en Gaza, y volvieron a rechazar el desplazamiento forzoso de los palestinos de la Franja, tal y como han sugerido en las últimas dos semanas Estados Unidos e Israel. También se lamentó la deshumanización de las víctimas palestinas, y se enfatizó de nuevo la necesidad de dar pasos en firme hacia la solución de los dos Estados como base para garantizar la paz y estabilidad en la región a largo plazo. “La solución de los dos Estados y el fin de la ocupación de acuerdo con un calendario claro es la solución a la crisis actual”, dijo el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, durante su discurso.
El secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó en su intervención que nada justifica el ataque de Hamás contra Israel, pero también señaló que éste no puede justificar “el castigo colectivo” del pueblo palestino y pidió que se respete el derecho internacional humanitario. Guterres también insistió en la necesidad de retomar la solución de los dos Estados como “única base realista para una verdadera paz y estabilidad” regional, y añadió: “No podemos ni debemos ignorar el contexto más amplio de estos trágicos acontecimientos: el prolongado conflicto y 56 años de ocupación sin final a la vista”. El secretario general de ONU pidió además un alto el fuego humanitario que facilite el envío de ayuda humanitaria “inmediata, sin restricciones y sostenida” para los civiles de Gaza, la liberación de los rehenes retenidos por Hamás, y evitar la propagación de la violencia.
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Aunque los asistentes en el encuentro no lograran consensuar una declaración conjunta, la celebración de la cumbre permite a Egipto reforzar su papel de mediador en el conflicto entre Israel y Palestina, reivindicar su relevancia política en la región, sobre todo a ojos de los países occidentales, e intentar retener un cierto control sobre la agenda, tal y como ha hecho en varias escaladas de violencia previas ocurridas en los últimos años.
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