La UE ha acordado este jueves dar un paso crucial y abrir negociaciones con Ucrania para su integración en el club comunitario. Los Veintisiete han salvado el veto de Hungría y de su primer ministro, Viktor Orbán, que se había negado tajantemente a iniciar el histórico proceso. El ultraconservador húngaro, aislado por el resto de líderes, ha eludido votar y se ha marchado de la sala en la que los otros 26 líderes han dado vía libre a Kiev, que lleva casi 700 días resistiendo a la agresión rusa. “La decisión muestra la credibilidad y la fuerza de la UE”, ha declarado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas. “Queremos apoyar a Ucrania y esta es una poderosa señal política”, ha añadido. Con este gesto que, sin embargo, incluye el matiz de que Kiev deberá cerrar algunos detalles de las reformas requeridas antes de fijar el marco negociador, se desbloquea el punto más sensible de ese encuentro europeo. Cuando el presidente ruso, Vladímir Putin, había presumido este jueves de que el apoyo occidental flaqueaba, la UE ha logrado cerrar las grietas y mantener su compromiso.
“Esto es una victoria para Ucrania. Una victoria para toda Europa”, ha celebrado el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en las redes sociales minutos después de hacerse pública la decisión. Horas antes de adoptarse, Zelenski había apelado con solemnidad a los líderes de la UE. “Hoy les pido una cosa: no traicionen al pueblo [ucranio] y su fe en Europa”, había instado, poco antes de la decisión, Zelenski en una intervención por videoconferencia ante la cumbre. “Hoy es un día especial. Y este día pasará a la historia. Ya sea bueno o malo para nosotros, la historia lo capturará todo. Cada palabra, cada paso, cada acción e inacción. Quién luchó por qué”, ha recalcado. Y ha añadido: “Es muy importante que Europa no vuelva a caer en la indecisión hoy. Nadie quiere que se considere que Europa no es digna de confianza o incapaz de tomar las decisiones que preparó. La gente en Europa no entenderá si la sonrisa de satisfacción de Putin se convierte en la recompensa por una reunión en Bruselas”. Además de a Ucrania, la UE también tiende la mano a la adhesión de Moldavia, aunque deja en un compás de espera hasta marzo a Bosnia.
This is a victory for Ukraine. A victory for all of Europe. A victory that motivates, inspires, and strengthens. https://t.co/zk44CeL5Ui
— Volodymyr Zelenskyy / Володимир Зеленський (@ZelenskyyUa) December 14, 2023
La UE ha acordado así abrir el diálogo para sumar a Ucrania (y a Moldavia), pero solo adoptará el marco de cómo hacerlo “una vez que se hayan adoptado los pasos pertinentes establecidos en las recomendaciones de la Comisión”, según el borrador de conclusiones de la cumbre al que ha tenido acceso este diario y que ahora peina el servicio legal del Consejo Europeo. En noviembre, en su informe sobre los avances de Ucrania en el camino hacia la UE, el Ejecutivo comunitario recomendó lanzar el diálogo de adhesión pero determinó que aún faltaban algunos flecos por cumplir en tres de las siete condiciones para hacerlo, como adelantó EL PAIS.
La vinculación a ese informe parece haber salvado las resistencias de Orbán. El ultraconservador húngaro —más cercano a Moscú que a Kiev—, que lleva semanas insistiendo en que Ucrania no ha cumplido todos los requisitos para empezar un proceso basado el mérito, ha vuelto a insistir en ello. “Es una decisión completamente insensata, irracional y equivocada iniciar negociaciones de adhesión con Ucrania. Hungría no va a cambiar su posición porque otros 26 países hayan insistido en que se tome”, ha dicho. Budapest “se ha matenido hoy al margen de la decisión”, ha comentado en un vídeo publicado en sus redes sociales. La votación sobre la adhesión, que como todo lo vinculado a la ampliación del club comunitario debe ser por unanimidad, es válida pese a que el primer ministro húngaro no estaba en la sala.
Orbán ha terminado por abrir la mano. Y lo ha hecho después de una intensa ofensiva diplomática y de que la Comisión Europea le descongelara, el miércoles, 10.200 millones de euros retenidos por sus vulneraciones del Estado de derecho que Bruselas considera ahora parcialmente restituido a través de varias reformas de su sistema judicial.
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La decisión tomada por la UE se trata no solo del apoyo a Kiev, sino de la resistencia de la UE en ese sostén. A su llegada a Bruselas, el primer ministro holandés, Mark Rutte —probablemente en uno de sus últimos Consejos Europeos, tras anunciar este verano su retirada de la política y las elecciones de noviembre en las que venció la ultraderecha—, ya había definido la reunión como “decisiva”. “Tenemos que mostrar nuestro compromiso con Ucrania”, ha reclamado la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas. Sobre la mesa, dos elementos “cruciales” para Ucrania, han dicho Rutte y Kallas: la decisión sobre iniciar el diálogo para su adhesión a la UE y un paquete salvavidas económico para Kiev.
Sobre la mesa queda ese elemento crucial para Ucrania: 50.000 millones de euros a cuatro años, que los equipos técnicos negocian ahora. Esta cantidad formaría parte de una revisión más amplia del marco financiero plurianual, que tiene otros ingredientes, como un nuevo capítulo para gestión de inmigración o competitividad. Hungría por ahora lo bloquea y otros Estados miembros solo apoyan los nuevos fondos para Ucrania, así que el visto bueno final es difícil pero no imposible. Las discusiones ahora son técnicas.
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