Manuel Benítez El Cordobés le corta la coleta a su hijo Manuel Díaz en una cariñosa despedida en Jaén | Cultura

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A escasos minutos de que finalizara el festejo —la última corrida de la feria de Jaén— Manuel Díaz El Cordobés decía a los micrófonos de Canal Sur TV que nunca había imaginado que el final de su vida torera fuera así: vestido de luces en una plaza y acompañado por su padre, Manuel Benítez El Cordobés.

El patriarca de la familia había presenciado la corrida desde una barrera, acompañado por su nuera y sus nietos. Contó que había tenido que pedir prestada unas tijeras y bajó al callejón al finalizar el quinto toro para protagonizar la ceremonia del corte de coleta.

Esperaron sonrientes los compañeros de cartel, Curro Díaz y El Fandi, que habían triunfado a lo grande, y, acabado el festejo, Benítez acaparó la atención de todos, abrazó a su hijo Manolo, saludó a los tendidos una y otra vez y con su vástago se dirigió al centro del ruedo. Una vez allí, Manuel Díaz se arrodilló, y el padre —las tijeras prestadas en una temblorosa mano derecha—, se dispuso a cortar el añadido postizo del torero. Y lo hizo, no sin esfuerzo, y aprovechó la ocasión para cortar también varios mechones de pelo de su hijo, que si no recupera pronto la verticalidad hubiera perdido gran parte de su cabellera.

Más abrazos, un grupo de toreros de paisanos se empeñaron en subirlos a los dos a hombros, pero Manolo, que no está para muchos trotes físicos con sus dos prótesis en la cadera, los convenció para que les permitieran salir abrazados y así recoger el cariño del público que no se había movido de sus asientos.

Era el día de su despedida de Manuel Díaz El Cordobés, que ya ha cumplido 55 años de vida y 30 como matador de toros desde que en abril de 1993 tomara la alternativa en La Maestranza de manos de Curro Romero. En 2018 se vio obligado a aparcar el traje de luces para poner orden en sus caderas, y no reapareció hasta el 3 de abril de 2021 en la plaza de Sanlúcar de Barrameda. Desde aquel día hasta ahora ha participado en unas 40 corridas y varios festivales, y algún recuerdo doloroso lleva en su cuerpo, como la tremenda cogida que sufrió el pasado 12 de agosto en Huesca, que le produjo una cornada en el triángulo de scarpa y la fractura de un dedo de la mano izquierda.

Padre e hijo abandonan a pie la plaza de toros de Jaén.CSTV

Esta tarde del 15 de octubre ha lidiado la que se supone es la última corrida de su vida. Con casi lleno en los tendidos, se anunciaron tres toros de Sancho Dávila y otros tres de El Parralejo. El Cordobés no tuvo opción alguna con su primero que se partió el pitón izquierdo al inicio de la faena de muleta. Devolvieron al corral el cuarto y salió como sobrero un toro de El Capea, noble y con clase, que le permitió confiarse por naturales y dibujar algunos muletazos muy jaleador por el tendido. Cortó una oreja y pudo recoger el afecto del público.

Su compañero Curro Díaz paseó una oreja de su primero y las dos y el rabo del segundo, de la ganadería de El Parralejo, al que se le dio la vuelta al ruedo. Y El Fandi consiguió cuatro orejas y un rabo tras una actuación presidida por la entrega habitual de este torero. A los dos se los llevaron a hombros.

Manuel Díaz El Cordobés salió andando, pero abrazado a su padre. E insistió en que nunca había imaginado un final así.

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