El candidato ultra a la presidencia de Argentina, Javier Milei, agita el fraude electoral. Lo hizo cuando ganó las primarias del 13 de agosto y también la primera vuelta el 22 de octubre, cuando quedó segundo, a casi siete puntos por detrás del peronista Sergio Massa, su rival del domingo que viene. Hasta ahora habían sido denuncias en los medios, sin prueba alguna, pero suficientes para que sus seguidores pongan en duda la fiabilidad de un sistema electoral que no tiene fisuras desde hace 40 años, cuando organizó la primera elección tras la dictadura. Este jueves ha dado un paso más, a solo tres días de la elección definitiva. A través de su hermana, Karina Milei, apoderada de La Libertad Avanza, su partido, denunció ante la justicia que en la primera vuelta la Gendarmería, la policía militar a cargo de la custodia de urnas y papeletas, orquestó un “fraude colosal” que benefició al peronismo. El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, de quien depende la Gendarmería, acusó a Milei de propagar entre los electores “una mugre” que pone en riesgo la democracia.
En Argentina se vota con papeletas. El votante elige la de su candidato y la mete en su sobre que cierra y deposita en una urna de cartón. Al final del día, el presidente de la mesa y los fiscales cuentan los votos y cargan el resultado en una planilla que entregan a la Gendarmería. Son los gendarmes quienes custodian los documentos y las urnas antes de que sean enviados a la junta electoral para el escrutinio definitivo. “En ese momento durante un tiempo, el necesario, cambian el contenido de las urnas y la documentación por otras que modifican en favor del partido gobernante y de Sergio Massa, lo cual altera considerablemente el resultado electoral”, dice el escrito que Karina Milei entregó a la jueza con competencia electoral, María Servini de Cubría.
Milei puso un ejemplo concreto: “Si en la documentación auténtica y original se estableció ‘La Libertad Avanza, 40 votos’ y ‘Unión por la Patria, 10′, consignan falsamente ‘La Libertad Avanza, 10 votos’ y ‘Unión por la Patria, 40′. Es decir, modifican lo debidamente establecido en las actas que hasta ese momento no fueron transmitidas por carecer esas escuelas concretas con centros de transmisión”. Todo el operativo, agrega el escrito, “sería realizado a cambio de alguna contraprestación por parte de los instigadores del delito”.
Para neutralizar lo que Milei consideró “un fraude colosal” en su contra, La Libertad Avanza pidió que se autorice a sus fiscales la custodia de las actas hasta su entrega definitiva. Y que se sume a los operativos de control a la Fuerza Aérea y la Armada, a las que considera “fuerzas honorables”. El escrito abunda en detalles de la presunta operación en su contra, pero enseguida admite que sus fuentes salen “de denuncias en las redes sociales” y personas “anónimas”. El ministro Fernández adelantó que demandará a Milei y su partido. “Hay que contarle a la sociedad que es mentira que pasan estas cosas. Pero no solo con la Gendarmería, con ninguna fuerza, porque no sería posible entrenarlo. Es burdo, es deleznable, como todas las cosas que quieren hacer estos tipos que no tiene mucha formación política y creen que hacen daño únicamente con su lengua”, dijo.
Milei dijo tras ganar las primarias que le habían “robado” entre cuatro y cinco puntos. Y que lo mismo hizo el peronismo para dejarlo segundo en la primera vuelta de octubre. Nunca presentó pruebas judiciales. El martes pasado, la justicia electoral de la provincia de Buenos Aires advirtió a La Libertad Avanza que había entregado un número de papeletas inferior a las necesarias para garantizar la provisión en las escuelas. El partido le dijo entonces que habían decidido retenerlas y distribuirlas a través de sus fiscales el mismo día de la elección para evitar que sean robadas o destrozadas.
Las denuncias de fraude presentadas por Milei anticipan una noche electoral tensa. Los sondeos arrojan un empate técnico, con diferencias a favor de uno y otro candidato dentro del margen de error estadístico. Si, finalmente, el resultado es tan ajustado como se espera, el candidato ultra habrá sembrado lo suficiente para cuestionar los resultados.
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