Muere en prisión el opositor ruso Alexéi Navalni | Internacional

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El opositor ruso Alexéi Navalni ha muerto en prisión este viernes, informa la agencia rusa RIA Novosti. El conocido disidente se sintió mal después de una caminata y casi inmediatamente perdió el conocimiento, según la agencia, que cita al departamento del Servicio Penitenciario Federal del Distrito Autónomo de Yamal-Nenets. Los médicos confirmaron la muerte del político, escribe la agencia estatal.

Según la nota del servicio penitenciario, los médicos llegaron rápidamente y “se llamó a una ambulancia”. “Se llevaron a cabo todas las medidas de reanimación necesarias, pero fracasaron. Los servicios sanitarios de emergencia confirmaron la muerte del preso. Se están determinando las causas de la muerte”, añade el comunicado.

En diciembre, los colaboradores del disidente hicieron sonar todas las alarmas cuando perdieron el contacto con él durante casi tres semanas, en las que estuvo en paradero desconocido. El día 25 su portavoz, Kira Yarmish, informó de que había sido trasladado a la colonia penal IK-3 de Jarp, en la región de Yamal-Nenets, a unos 1.900 kilómetros al noreste de Moscú y a unos 60 kilómetros al norte del círculo polar ártico, donde se registran temperaturas de varias decenas de grados bajo cero. Esa prisión, conocida como la colonia Lobo Polar, está considerada una de las más duras de Rusia y está destinada a los presos condenados por delitos graves. La cárcel se fundó en la década de 1960 como parte del sistema de gulag de campos de trabajos forzados soviéticos.

El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, se ha referido a la muerte de Navalni minutos después de conocerse. “El servicio penitenciario se ocupa de todas las comprobaciones. No es necesario dar instrucciones para [comprobar] esto porque existe un conjunto de reglas al respecto”, ha afirmado. En cuanto a la posibilidad de que el opositor haya muerto debido a un coágulo de sangre, como han señalado algunos medios rusos, Peskov ha manifestado que “los médicos lo resolverán”.

Yarmish ha anunciado este viernes que los abogados del activista se dirigen a la prisión. “Aún no tenemos ninguna confirmación de su fallecimiento”, ha manifestado.

A comienzos de 2023, un grupo de más de 170 médicos firmaron una carta dirigida al presidente ruso, Vladímir Putin, en la que manifestaban su preocupación por la salud del preso. “Las condiciones de su detención y la apariencia física de Alexéi Navalni nos causan una gran preocupación por su vida y por su salud”, decía entonces la misiva. Sus abogados denunciaron entonces que el activista no recibía medicinas y solo disfrutaba de hora y media de paseo fuera de su celda al día.

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El opositor ruso Alexéi Navalni se dirige a los manifestantes durante una protesta contra Putin en la plaza Pushkin, en 2012 en Moscú. Konstantin Zavrazhin (Getty Images)

Navalni (nacido en Butyn, en la región de Moscú, hace 47 años), era el líder más prominente de la oposición rusa. Fue condenado a nueve años en marzo de 2022 en una “colonia penal de régimen estricto” en un caso de fraude que sus seguidores aseguran que ha sido fabricado por el régimen del presidente de Rusia, Vladímir Putin. Los fiscales le acusaron de robar unos 4,36 millones de euros en donaciones entregadas a sus organizaciones que ahora han sido prohibidas por el Gobierno ruso, incluida su fundación anticorrupción Plataforma contra la Corrupción (FBK).

El pasado 4 de agosto recibió otra condena de 19 años por apoyar el extremismo. La pena se sumó a la anterior y a otra de 2,5 años emitida en 2021 por desvío de fondos en el denominado caso Kirovles, que se remonta a 2013. La defensa del opositor, así como sus seguidores, afirman que este último caso ha sido fabricado para mantener a Navalni lejos de la esfera política por un periodo aún más prolongado de tiempo. Además, la declaración de su movimiento político como “extremista” ha intensificado su aislamiento político.

El político fue detenido al regresar a Moscú en enero de 2021 por violar la libertad condicional cuando fue hospitalizado en Alemania en coma tras ser envenenado en un episodio en el que se adivinaba la mano del Kremlin, según los servicios de inteligencia occidentales. Pese a su estado de salud, la justicia rusa consideró que el opositor tenía que cumplir con los términos de la libertad condicional por un caso que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos había considerado un “proceso arbitrario”.

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