Pablo Sánchez, líder de La Raíz: “El público no entendió que la banda frenara en su mejor momento” | Cultura

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Pablo Sánchez, líder de La Raíz.Ana Rajadel

Pararon en lo más alto, tras haber alcanzado altas cotas de la música en España y haber reinado en sus más importantes escenarios de rock con un proyecto que parecía imposible: once amigos de Gandia (Valencia) que se autogestionaban. Ahora tras un largo silencio de más de cinco años, La Raíz anunció hace unos días que vuelve. Prometieron en su adiós que regresarían para incendiar el mundo de nuevo con sus canciones combativas y festivaleras, donde mezclan folk, reggae, pop y ska. Su líder, Pablo Sánchez, de 44 años, asegura que no vuelven obligados por aquella promesa y sí para ver si aquella chispa sigue encendida y puede volver a prender. De momento, el impacto de su regreso ha sido enorme. Entre poetas y presos, la canción más popular de La Raíz, acumula más de 37 millones de reproducciones en plataformas como Spotify. “Supongo que la gente le pasa como a nosotros, que queremos volver a vivirlo, al menos una vez más”, admite en una entrevista con EL PAÍS.

“No hemos vuelto por la promesa, por cumplirla. Ha sido cuestión de sensaciones, no había un libreto. El público no entendió que la banda frenara en su mejor momento o que haya pasado tanto tiempo… Hay cosas que se escapan a la lógica, al calendario”, explica Pablo, hermano de Panxo, el cantante de Zoo, que el pasado mes anunció el camino contrario: la disolución de su popular banda Zoo, que canta en valenciano.

La vuelta de La Raíz tiene un plan, que arranca con ensayos en marzo, y una fecha clave, el 22 de noviembre. Esa noche será su único concierto en 2024. “Habrá una pequeña gira que empezará con ese concierto en el WiZink de Madrid. Vamos a probar las sensaciones para ver lo que alargaremos después. Puede que sea un año. No va a ser duradero, va a ser un reencuentro”, avisa. Pocas fechas y muy seleccionadas.

No habrá disco nuevo pero sí algunas canciones a estrenar. “Hacer un disco de una banda de once es muy complejo. Sí que saldrá algún tema nuevo pero la dedicación a la banda no va a ser como antes”, aclara. Muchos de ellos, como le pasa a él con Ciudad Jara, tienen nuevos proyectos que han pausado pero que no van a abandonar.

El 17 de noviembre de 2018, en un concierto en Valencia ante cerca de 20.000 personas y después tres llenos seguidos previos en la madrileña plaza de Vistalegre, se bajaron del escenario por última vez. Las luces se apagaron cuando la banda estaba en su momento más álgido pero también cuando los plomos estaban a punto de saltar o directamente de fundirse. Especialmente los de Pablo. Después llegaron el silencio y la distancia. Ambos sanadores.

“Nos separamos laboralmente y también personalmente. Muchos cambiamos de vida, muchos tuvimos familia, otros se fueron a vivir fuera. Nos pasó lo que le pasa a cualquier grupo de amigos. Mantienes más relación con quien tienes más afinidad y con el resto te distancias más. Yo sentí mucha calma porque había dejado de empujar ese engranaje gigante. Fue liberador. La pena que sentía por el parón ya la tenía un año antes cuando lo anunciamos, aunque es verdad que antes del concierto de València estaba roto porque era la última vez, porque no sabía si íbamos a volver y porque estábamos agotados emocionalmente, estábamos quemados”, recuerda.

Sánchez recuperó la voz al anunciar el parón en 2017 y constató que la factura que estaban pagando era cara. Pero cree que esa deuda está finiquitada. “La presión por alimentar a la banda me apretaba. Ahora creo que me voy a encontrar muy bien, tengo muchas ganas de vivir una gira sin la presión añadida de tener que aguantar muchos años con la banda o de hacer un disco. Con esas sensaciones no habría dado el paso, sabía que solo me iba a embarcar de nuevo en La Raíz si estaba convencido al 100% o casi”, apunta.

El regreso habría sido imposible hasta hace bien poco, relata. “Hace cinco, cuatro, tres o incluso dos años, para mí hubiera sido imposible pero hace diez meses me empezó ese gusanillo. Me encontraba bien, había sanado algunas heridas de presión y estrés que me produjo la vorágine de La Raíz, había conseguido mi proyecto personal que era un sueño desde niño y salió. Hablé con ellos de uno en uno, fui cogiendo sensaciones. Lo decidimos hace diez meses y lo hemos mantenido en un cajón hasta ahora”, desvela. La botella que guardaron estaba lista para ser descorchada.

El revuelvo que han causado el anuncio, aunque buscado, les ha sorprendido. “En este tiempo nunca habíamos sentido esta fiebre que despierta la banda. Supongo que hay un punto nostálgico”, reflexiona. No saben cómo se encontrarán otra vez todos arriba del escenario ni tampoco qué se encontrarán bajo. Para descubrirlo vuelven. “Yo espero volver a encontrar las sensaciones de La Raíz, de una banda muy numerosa, con mucha energía y que tiene un feedback muy bestia, que ocurre una vez en la vida pero es verdad que no sé si vamos a tener esa energía. La gente que venía a los conciertos tenía de 18 a 25 años y ahora la media puede ser de 30 o 35 o más”, calcula. Sus temas se convirtieron en himnos para una generación. Su energía y su diversidad, en gasolina. Ahora falta por ver cómo les ha sentado el paso del tiempo y más de cinco años de silencio. Auguraron que se volverían a encontrar a la salida del túnel y unos y otros van a descubrir qué hay al otro lado.

Zoo y Dasousa

Pablo da la vuelta al camino que tomó hace seis años cuando su hermano Panxo, líder de Zoo lo acaba de emprender puesto que ha anunciado un parón indefinido que entiende como pocos. “Él ha peleado muy localmente por ese proyecto y lo empezó ya con una edad muy madura, con casi 32 años. Han sido diez años de trabajo y de talento, un crecimiento muy fuerte y cada año proyectos nuevos. Era un grupo que aunaba muchas inquietudes, preocupado por la problemática social, o por la lengua (valenciana). Muy completo y muy complejo. Necesitan descansar”, asume.

Pero la vuelta de La Raíz coincide también en el tiempo con el éxito del que fue su primer productor, Mark Dasosusa, y de su mujer Mery Bas. Ellos son Nebulossa e irán a Eurovisión con su impactante Zorra. “No es un tema que haya seguido mucho pero sí que me iba llegando. Yo siempre que Mark intente algo y le salga me voy a alegrar porque a mí me ayudó mucho”, recuerda.

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