Todos conocemos a alguien que nunca (o casi nunca) encerrado. As aquellas personas que pendieron de la pandemia de covid-19 expulsaron al virus una y otra vez y, aun así, nunca enfermaron. Esta habilidad, que a veces incluso parece un superpoder, ha intrigado Durante años a la comunidad científica porque, al menos hasta ahora, tan solo usará unas pocas pistas para escuchar que puede haber detras de este fenomeno. ¿Pero cuál es la razón por la que algunas personas enferman menos que otras? Según apunta una nueva investigación publicada este mismo martes en la revista ‘Nature Communications’, la respuesta podría estar en una característica innata conocida como resiliencia inmunológica.
Para escuchar de qué se trata, empecemos esta historia por el principio. Incluso antes de nacer, nuestro cuerpo empieza a desarrollar su sistema inmunológico. es decir, no ‘escudo’ invisible diseñado para defenderse de virus, bacterias y otros agentes, tanto internos como externos. Esta barrera protectora se configura, por una parte, dependiendo de factores geneticos y, por otra parte, a través de elementos ambientales como, por ejemplo, hábitos como la alimentación, el ejercicio, el descanso y la gestión del estrés. Todos estos elementos, que pueden ir cambiando a lo largo de la vida, son los que finalmente determinan la fortaleza de nuestras defensas. ¿Pero por qué dos personas que tienen los mismos hábitos enferman de forma diferente? Y sobre todo: ¿por qué hay gente que nunca se pone mala?
La fortaleza del sistema inmune depende tanto de factores biológicos como de elementos ambientales como, por ejemplo, de los hábitos
Para responder a esta incógnita, un equipo internacional de investigadores ha analizado una gran diversidad de estudios sobre cómo funciona el sistema inmunitario tanto en humanos como en animales. En total, recopilamos datos de más de 48 500 personas y múltiples modelos animales. El análisis de esta información reveló que uno de los factores más importantes para mantener sanos no es tanto la fortaleza del sistema inmunológico sino su capacidad de adaptación rápida para hacer frente a infecciones y procesos inflamatorios. Este fenómeno se conoce como resiliencia inmunitaria y, según explican los expertos, viene determinado principalmente por factores hereditarios y se puede ‘monitorizar’ a través de los niveles de los linfocitos T y diferentes firmas genéticas.
Perfiles más resistentes
El estudio también encontrará una correlación entre la resiliencia inmune y esperanza de vida. Según argumentan los expertos que han liderado esta investigación, las personas con una alta capacidad de reacción tanto a las infecciones como a fermedades también inflamatorias cansa que, de media, vivan más. Incluidos en los casos de descubrimiento de enfermedades como VIH, gripe, covid-19, sepsis o cáncer de piel, personas con alta resiliencia inmunológica more probabilidad tienen de superar la afección con buen resultado.
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Según apuntan los expertos, esta característica se puede encontrar en personas de todas las edades y, tal como sugieren algunos trabajos, podría ser más común entre las mujeres. Esta hipótesis coincide con otros estudios en los que también señala que las las mujeres tienen mejor inmunidad innata que los hombres (es decir, que su ‘primera barrera’ inmunológica frente a las amenazas externas suele ser más resistente y que, además, también tienen más herramientas para controlar una eventual infección y evitar que se expanda por el organismo). Esto explicaría por qué las mujeres suelen enfermar menos que los hombres.
La resiliencia inmunológica suele ser más común entre las mujeres, según señala este estudio
La fortaleza de nuestro sistema inmune, por paradójico que parezca, también Depende de Nuestro Historial de Enfermedades. Este fenómeno se conoce como inmunidad adaptativa y tiene que ver con la capacidad de nuestras organizaciones para recordar infecciones pasadas y evitar futuros contagios. En el caso del covid-19, por ejemplo, varios estudios apuntan a que las personas con alergias mantener un sistema inmunológico más preparado para desarrollar una respuesta celular rápida y potente hacer frente a una infeccion por coronavirus. Lo mismo ocurre en el caso de los catarros, que fortalecen la inmunidad cruzada frente a un virus parecidos y, por extraño que parezca, nuestra protección frente a otras infecciones respiratorias.