Donald Trump ha llegado este jueves al edificio de los juzgados en Manhattan (Nueva York) y ha soltado en la puerta su perorata habitual sobre “caza de brujas”, “interferencia política” y demás lugares comunes de su discurso. Dentro era el turno de los alegatos finales de la acusación y de sus abogados en el juicio por fraude civil en el que la fiscal le reclama cientos de millones de dólares para compensar por los engaños con sus cuentas de los que se benefició durante décadas. El juez ha permitido intervenir unos minutos al expresidente, que se ha presentado como una víctima y ha atacado al juez y la fiscal del caso.
“En este momento, el juez no me deja hacer el alegato porque sacaré cosas que no quiere oír”, había dicho Trump al entrar en el edificio, calificando la decisión de “injerencia política”. “Este es un caso que nunca debería haberse presentado”, dijo Trump, que mantiene su inocencia. La fiscal general de Nueva York, la demócrata Letitia James, quiere que el juez imponga a Trump 370 millones de dólares en sanciones.
La fiscal acusa a Trump, sus hijos Eric Trump y Donald Trump Jr. y otros altos ejecutivos de la Organización Trump de participar en una trama de al menos una década de duración en la que utilizaron “numerosos actos de fraude y tergiversación” para inflar el patrimonio neto de Trump con el fin de lograr préstamos de los bancos en condiciones más favorables. El juez del caso ya dictaminó en un sumario parcial que Trump había presentado “valoraciones fraudulentas” de sus activos, lo que deja el juicio para determinar acciones adicionales y qué pena, en su caso, deben recibir los acusados.
Trump ha estado jugando al gato y al ratón con la posibilidad de intervenir para hacer él mismo el alegato final. Inicialmente, su defensa lo pidió, y el juez lo admitió, pero luego sus abogados incumplieron el plazo para aceptar un límite de tiempo en su intervención. Este viernes, al llegar al juzgado, ha dicho que aún pensaba intervenir él en el alegato final, pero a la hora de la verdad no lo ha solicitado. Sin embargo, al acabar el letrado, Trump sí que ha tomado la palabra.
“Señoría, este caso va contra los hechos. Los estados financieros eran perfectos. Los bancos recuperaron todo su dinero y estaban todo lo contentos que podían estar”, ha defendido Trump en una sesión a puerta cerrada, según las declaraciones recogidas por agencias de noticias y medios estadounidenses. “Esto es una caza de brujas política que debería dejarse de lado. Deberíamos recibir una indemnización por lo que hemos pasado”, ha dicho el expresidente, ignorando la prohibición del juez de entrar en cuestiones políticas. “Soy un hombre inocente. Estoy siendo perseguido por alguien que se presenta a las elecciones y creo que hay que salirse de los límites”, ha continuado. “Esto es un fraude contra mí. Lo que ha pasado aquí, señoría, es un fraude contra mí”, ha insistido.
Más tarde acusó al juez de no escucharle. “Sé que esto le aburre”, dijo el expresidente. “Controle a su cliente”, advirtió el juez al abogado de Trump, que también atacó a la fiscal Letitia James.
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El expresidente sostuvo que la triplicación de los metros cuadrados de su ático de la Torre Trump en su declaración de situación financiera fue un error, “un error honesto”, que fue corregido.
Por la tarde, un abogado del estado de Nueva York dijo en su alegato de cierre que Trump y su empresa “pobre en efectivo” no podrían haber completado varios proyectos de desarrollo sin préstamos y el flujo de efectivo de los ahorros de intereses permitidos por los estados financieros espurios, informa AP. “El fraude era fundamental para el funcionamiento de los negocios de la Organización Trump”, dijo el abogado, Kevin Wallace. Dijo que Trump y los otros acusados pusieron intencionadamente información falsa en los estados financieros de la empresa.
Trump se saltó la sesión de la tarde en favor de una conferencia de prensa que sirvió de contraprogramación al alegato final del Estado. En un edificio de oficinas del bajo Manhattan de su propiedad, del que podría perder el control como consecuencia del juicio, Trump soltó improperios sobre el presidente Joe Biden y sobre una escritora que le acusó de violación, E. Jean Carroll.
El juicio de Nueva York no es uno de los cuatro procesos penales que afronta el expresidente, pero pone de manifiesto que el patrón de falsedades que ha utilizado en su vida política tiene su origen en su historia empresarial. En ambos casos, eso sí, con éxito.
El juez Arthur Engoron explicó que decidirá él sobre el caso porque ninguna de las partes pidió un jurado y la ley estatal no permite jurados para este tipo de demandas. Dijo que espera tener una decisión a finales de mes. El mes pasado, en una sentencia en la que denegaba una petición de la defensa para que se adelantara el veredicto, el juez dio a entender que se inclinaba por declarar a Trump y a sus codemandados responsables de al menos algunas de las demandas. “Las valoraciones, como se ha dilucidado hasta la saciedad en este juicio, pueden basarse en diferentes criterios analizados de diferentes maneras”, escribió Engoron en la sentencia del 18 de diciembre. “Pero una mentira sigue siendo una mentira”.
La vista de este jueves ha tenido un desagradable prólogo. A las 5.30, horas antes de que comenzara el último día del juicio, la policía del condado de Nassau dijo que respondió a un “incidente” en la casa del juez Engoron en Great Neck (Long Island) tras una amenaza de bomba. No se encontró nada extraño en el lugar, según las autoridades.
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