La coalición liberal que gobierna Polonia desde la semana pasada está cumpliendo sus promesas con celeridad. Una de ellas era “limpiar” los medios de comunicación públicos, que en ocho años de Gobierno ultraconservador se convirtieron en una maquinaria de propaganda con escasos principios deontológicos, según los críticos. El nuevo ministro de Cultura, Bartlomiej Sienkiewicz, ha anunciado este miércoles el cese de la cúpula de la televisión (TVP), la radio (PR) y la agencia de noticias públicas (PAP). Varios diputados del partido Ley y Justicia (PiS), encabezados por Jaroslaw Kaczynski, que ahora lidera la oposición, han okupado la sede de TVP en protesta por los cambios, mientras las nuevas autoridades han cortado la emisión de contenidos informativos.
Cuando Donald Tusk presidía el Consejo Europeo viajó a Varsovia a dar una charla en la universidad, en 2019. La TVP, la cadena de televisión pública, ilustró la información con una grabación del ejército nazi marchando junto a la universidad durante la ocupación de 1939, junto a otras imágenes de Hitler y Stalin. Es solo uno de los innumerables ataques en los medios públicos, desatados durante la reciente campaña electoral, al ahora primer ministro, caracterizado como “traidor” y “títere” de Alemania, Bruselas y hasta Rusia.
Tusk afirmó este martes que “la televisión pública tal y como existe ahora no merece ser financiada por el bolsillo de los contribuyentes”. El borrador de los Presupuestos para 2024 presentado el mismo día no incluye en las cuentas públicas a la TVP. Tanto Tusk como miembros de su Gobierno han hablado en repetidas ocasiones de “hacer limpieza” en la cadena, pero también, de “liquidarla”.
El martes, la nueva mayoría parlamentaria, formada por los tres partidos liberales que forman la coalición de Gobierno, aprobaron una resolución en el Sejm (Cámara baja del Parlamento polaco), que instaba a “todas las autoridades del Estado a que adopten de inmediato medidas encaminadas a restablecer el orden constitucional en cuanto al acceso de los ciudadanos a una información fiable y al funcionamiento de los medios de comunicación públicos”. La decisión, seguida de los ceses anunciados por el Ministerio de Cultura, ha desencadenado escenas esperpénticas en la sede de TVP, protagonizadas por políticos ultraconservadores que han pasado la noche allí y llaman a más protestas.
El líder de la oposición llegó en medio de un gran revuelo a la sede de TVP para “defender la democracia” y “la independencia de Polonia”. Kaczynski encabezó una sentada de protesta de miembros de su partido, que okuparon el hall de la sede de la televisión. En el edificio se han vivido momentos de tensión, con forcejeos entre los equipos salientes y entrantes, en los que una diputada ha acabado con el brazo en cabestrillo, y con presencia policial. La cadena de contenido informativo de TVP dejó de emitir por la mañana, igual que su página web, que se redireccionó a la web general de la televisión. Los perfiles en las redes sociales permanecían, sin embargo, bajo control de los leales a PiS, y tuiteaban y compartían mensajes y vídeos de políticos ultraconservadores. El ex primer ministro, Mateusz Morawiecki, que ha liderado el Ejecutivo castigado por la Comisión por el deterioro del Estado de derecho, escribía en X (antes Twitter): “No nos rendiremos. No permitiremos que se construya una dictadura en Polonia”.
“Acto de anarquía”
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El presidente del Consejo Nacional de Radiodifusión, Maciej Swirsk, consideró “una grave violación de la ley” las destituciones anunciadas por el ministro de Cultura, que en un mandato anterior de Tusk fue el titular de Interior. El directivo, que fue nombrado por la anterior mayoría parlamentaria ultraconservadora, a propuesta de PiS, añadió en X que el apagón de los contenidos informativos “es un acto de anarquía y recuerda los peores tiempos de la ley marcial” bajo el régimen comunista.
En un movimiento que buscaba blindar los medios públicos ante la llegada al poder de los partidos liberales, el Tribunal Constitucional, que sigue en manos de personas cercanas a PiS, dictó el pasado jueves una medida cautelar que prohibía cualquier acción encaminada a “disolver” los medios. El Constitucional también vetaba “cualquier actividad dirigida a cambiar sus consejos de administración”, hasta que decidiese sobre una cuestión de constitucionalidad planteada por un grupo de diputados de PiS. En el comunicado con el que el Departamento de Cultura ha anunciado los ceses y nuevos nombramientos, el ministro ha tachado de “jurídicamente ineficaz y no vinculante” en forma alguna la decisión del Constitucional.
El presidente, Andrzej Duda, se dirigió por escrito al Sejm tras aprobar la resolución del martes para advertirle de que “si la nueva mayoría quiere cambios en los medios públicos, debe hacerlo de acuerdo con la Constitución, es decir, modificar la ley o esperar a que finalice el mandato del Consejo Nacional de Medios de Comunicación”, como ha informado en rueda de prensa su jefe de Gabinete, Marcin Mastalerek.
La convulsa jornada se desarrolla el mismo día en que un juzgado de distrito de Varsovia ha condenado a dos años de cárcel al exministro de Interior y exjefe de los servicios especiales Mariusz Kaminski y a su número dos, Maciej Wąsik, por un escándalo de 2007. Duda indultó a los condenados hace ocho años, pero el Supremo consideró hace unos meses esa medida de gracia improcedente porque se concedió cuando la sentencia aún no era firme, y reabrió el caso.
Todo mientras el nuevo ministro de Justicia, Adam Bodnar, recibe a la vicepresidenta de la Comisión Europea, Vera Jourová, en Varsovia, como “confirmación importante del reconocimiento de la Comisión Europea por los cambios que restablecen el Estado de derecho” en el país. “Este es un momento histórico y un testimonio de la nueva posición de Polonia en la política europea e internacional”, ha escrito Bodnar en X.
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