En 2019 el estudio de arquitectura de la desaparecida Zaha Hadid ganó un concurso para levantar el primero de una serie de puentes sobre el río Jiangxi, al noroeste de China. El puente comunica Chengdú con una nueva ruta que cruza de este a oeste una de las principales vías de comunicación del país. La propuesta del estudio británico era escultural, dinámica, parecía acompañar el paisaje. Pero era sobre todo lógica, funcional, ideada para limitar la cimentación y favorecer la resistencia y el mantenimiento.
El río Jiangxi, en Chengdú, en la provincia china de Sichuan, al noroeste de China, es un afluente del Tuojiang que atraviesa el país de norte a sur. Se trata de un río largo y caudaloso que cruza el país y constituye una de las principales vías de comunicación. A la vez, genera meandros a lo largo de su recorrido que este nuevo puente, el primero de la serie prevista, pretende salvar. Con una longitud de 295 metros y una altura de 30 metros en las zonas centrales de los arcos, el puente, ideado por el estudio de Zaha Hadid, que desde que muriera la arquitecta capitanea Patrick Shumacher, es en realidad un camino. Una carretera con espacio para que convivan peatones, ciclistas y tráfico rodado.
El estudio londinense explica que los arcos metálicos simétricos ―que alcanzan 30 metros de altura en su zona central― son el sistema más eficaz para las estructuras de entre 120 y 250 metros. Aunque tenga un aspecto dinámico y fluido, el puente se lee como una intervención escultórica gracias a la sinuosidad de sus arcos. Los dos arcos laterales simétricos se rozan, tangencialmente, en la parte central del puente, en el punto más alto. Y lo hacen no para lograr una forma fluida, sino para reforzar su resistencia. Esa unión no obedece a razones estéticas. Está pensada para reforzar la estabilidad de la pasarela y para resistir la fuerza de los vientos laterales.
Para levantar el puente los arquitectos prefabricaron las piezas de acero que forman los arcos y, luego, dos grúas las ensamblaron in situ. Lo mismo sucedió con la base de hormigón armado, con las vigas horizontales que limitan la cimentación y con los cables y barandillas, que fueron unidos también in situ al hormigón.
Nacido para atravesar el río, el puente es, en realidad, la continuación de una carretera nueva, la West Line Road, que circunvala Chengdú y conecta la ciudad con un nuevo aeropuerto.
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