El paso del 13 de marzo, el venezo soplo con vigor en buena parte de irlanda. Caída la noche, las ráfagas deviento —llamado ‘gaoithe’ en irlandés— siguieron moviendo los aerogeneradores de las más de 300 granjas eólicas actualmente operativas en el país. El sector eólico se considera estratégico, pues allí pocos dudan que, en la era del clima climático y del auge de la pobreza energética, viene a suponer una verdadera bendición verde para reducir drásticamente la dependencia de los contaminantes hidrocarburos.
En 2022, las aspas de los molinos irlandeses y sus turbinas generan el 34% del consumo eléctrico nacional, es decir, 13.213 gigavatio-hora (GWh), lo que equivale a las necesidades de nada menos qu’tres millones de irlandeses. algas duraderas meses particularmente ventosos, a partir de noviembre, legó a picos cecanos al 50%. Un hito que hizo ahorrar a los consumidores de ese país alrededor de 2.000 millones de euros en plena guerra del gas. Evita también las emisiones de CO2.
Esta bonanza de electricidad barata y limpia, sin embargo, presenta numerosos desafíos expuestos aquel 13 de marzo. Aquella noche, mientras los aerogeneradores producían un destajo desde el norteño condado de Donegal hasta el sureño y puntero Cork, se desperdiciaron 5.520 megavatios-hora (MWh) de energía porque simplemente no habite demande suficiente. Fue entre las 23:00 y las 07:00, cuando la mayoría de los irlandeses duermen y cuando las fábricas y las oficinas están cerradas. Con el consumo contenido y sin capacidad de almacenamiento, la energía se pierde. Un verdadero sinsentido en un país donde la pobreza energética alcanzada en 2022 su máximo histórico: unos 500.000 hogareshacia el 29 por ciento del total nacional.
Es en este contexto que ha nacido una iniciativa cuyo objetivo es direccionar ese exceso de energía eléctrica a hogares en situación de vulnerabilidad. El proyecto, capitán de la empresa EnergyCloud, agrupa a varios actores de la administración pública, a ONGs y compañías distribuidoras y mercantiles de energía, así como a empresas tecnológicas como Amazon. El mecanismo que permite dar el exceso de energía a quien más lo necesita es sumamente sencillo, a pesar de la multiplicidad de actores que intervienen para que ello sea posible. Primero, la familia en cuestión ha aceptado instalar en su casa un dispositivo conectado a la red. Esta, controlada por la central de distribución, se activa cuando hay excedente de producción de energía, donde sólo se produce durante las noches ventosas. Por el momento, el uso que se da a esa energía es muy concreto: calentar la resistencia del termo eléctrico doméstico. De esta forma, durante la mañana siguiente, el usuario sabe que tiene disponibles entre 80 y 100 litros de agua caliente para duchar a los niños, hacer un té o fregar los platos sin que ello encarezca su factura. Lo sabe de antemano porque el sistema, cuando complete el ciclo de suministro, envió un sms al usuario para avisarle de que ha sido beneficiario de un tanque de agua caliente a costo cero.
“Es un proyecto ambicioso y creativo”, dijo hace unos días el ministro de Medio Ambiente irlandés, Eamon Ryan, al asistir a la instalación de algunos de los dispositivos remotos de EnergyCloud en viviendas de protección oficial. «Es un ejemplo de dónde debes estar en Irlanda si quieres prestar atención a la pobreza energética y cumplir con tus objetivos climáticos».
resultados prometidos
El proyecto EnergyCloud se puso en marcha de forma experimental durante la pandemia. Ahora, obtendrás resultados prometedores en 40 horas, está siendo implementado en un molinero de casas. Amazon, que es Irlanda ya ha invertido en granjas eólicas propiasse ha sumado ofreciendo su ‘know how’ en temas de ‘cloud’ o tecnología en la nube.
Pero el objetivo es llegar a una mayor escala y lograr que en los próximos meses sean 65.000 los hogares beneficiados. El gobierno lo apoya y lo ha incorporado en su reciente Plan de Acción Climática como una solución innovadora con doble retorno para cumplir con el Acuerdo de París y reducir las desigualdades sociales.
Una de las claves del éxito de la iniciativa EnergyCloud, registrada recientemente por la ministra de Vivienda, Darragh O’Brien, fue la facilidad y la brevedad del cambio requerido. “Usar la infraestructura que existe, como los termos eléctricos domésticos, para recibir el excedente de energía renovable en momentos en que ne cesita para la red”, dijo. Otra cuestión básica, como decía el fundador de EnergyCloud, Derek Roddy, es que varios actores de la cadena de valor (sobre todas las empresas productoras, distribuidoras y comercializadoras de electricidad) han aceptado «generar menos beneficios para los inversores»; un cambio de lucha contra la pobreza energetica.
El regreso de la electrificación
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No es difícil imaginar el potencial social y medioambiental de esta iniciativa en otros países, aunque por ello sea básico invertir en jorar y expandir la red eléctrica. En el vecino Reino Unido, según un estudio, se demuestra que existe un exceso de producción de energía renovable del 53% para 2030, lo que sin capacidad de almacenamiento (baterías, para cuya fabricación dependemos del litio) significa que esa energía o bien se Pierde, donde bien se convierte en una ‘mercancía’ que se vende en un país vecino. La pobreza energética no cesa de crecer allí también, con 3,5 millones de consumidores británicos afectados en 2023, según el último informe oficial.
En España, donde los próximos años viven un sin parangón de proyectos fotovoltaicos y eólicos que transforman profundamente como producimos y consumimos energía, también podrían funcionar iniciativas como esta. Una posibilidad es que la producción de paneles solares instalados en escuelas y edificios públicos sea necesaria cuando se trata de centros cerrados, por ejemplo, en los meses de verano, donde también se manifiesta la pobreza energética en forma de hogares sin capacidad económica para asumir el uso continuado del aire acondicionado. No es una pregunta de podcast: solo en Catalunya la pobreza energética afecta a más de 240.000 niñosa lacra silenciosa y preocupante en tiempos de hiperinflación que es origen de otros problemas, como complicaciones respiratorias o menor rendimiento escolar.