El reto siempre es enorme. Los Goya tienen que conjugar todo el ritual y la ceremonia en torno a una entrega de premios, con sus agradecimientos, abrazos, besos, paseos hasta el escenario… con el espectáculo televisivo que mantenga a los espectadores ante la pantalla. Los Goya 2024 han sido de los más largos que se recuerdan, han necesitado más de tres horas y media para entregar los 30 premios (28 más el Goya internacional y el Goya de honor, que ya se había entregado pero tiene su momento también). Sin llegar a ser una ceremonia que se vaya a recordar como gala televisiva (sí por la aplastante victoria de La sociedad de la nieve), la de este año ha tenido algunos momentos destacables, tanto para lo bueno como para lo malo.
El amor al cine como hilo conductor del guion
El guion que escribieron Pilar de Francisco y Paloma Rando tuvo al amor al cine como hilo conductor. Desde el comienzo, con Javier Ambrossi y Javier Calvo imaginando que un día presentarían la gala, hasta los minutos en los que, en uno de los segmentos más conseguidos, los propios Javis repasaban los Goya que han marcado su vida personal y profesional. En ese mismo fragmento se producía un reencuentro de las actrices y director de Todo sobre mi madre, que cumple 25 años. El propio Pedro Almodóvar —y a todas luces, fuera del guion previsto— verbalizó en los últimos minutos de la noche otra reivindicación a favor del cine español que levantó entusiasmadas ovaciones en el patio de butacas por su tinte político. Frente al humor de otras ocasiones o la mordacidad y los disparos acá y allá, esta edición optó por la sobriedad y el autohomenaje sin meterse en muchos lodazales más allá que los que los entregadores y premiados quisieron.
La gala parecía discurrir a un ritmo razonable, y aun así terminó haciéndose tan larga como siempre, o más. No hubo interrupción abrupta para los discursos de agradecimiento, solo una ligera música de fondo, lo que facilita que la duración de la gala sea incontrolable. Y aunque da igual dónde sitúes el discurso del presidente de la Academia de Cine porque siempre va a venir mal, ese momento anticlimático de la noche llegó justo antes de comenzar la recta final de la noche, y Fernando Méndez-Leite se alargó más de 10 minutos a pesar de que comenzó asegurando que sería breve.
Para otro año, ¿por qué no plantearse que los Goya empiecen antes?
Ana Belén y los Javis, unos presentadores eficientes
Uno de los trabajos más arriesgados en España es el del presentador de los Goya. Javier Ambrossi, Javier Calvo y Ana Belén aceptaron el reto y han salido victoriosos. En su primera participación sobre el escenario, condenaron los abusos y la violencia sexual de forma impecable. Su siguiente aparición fue entre el público para proponer la foto de los no premiados en los Goya, una imagen que replicara la que hace 10 años tomó Ellen DeGeneres (en realidad, Bradley Cooper a instancias de DeGeneres) en los Oscar de 2014 y que se hizo viral en Twitter. Sin embargo, lo que entonces fue un éxito gracias a la rapidez de reflejos de sus responsables, esta vez se quedó en un chascarrillo de la gala al no aparecer esa foto por ningún lado en las redes a lo largo de la noche: solo en el final de la ceremonia se mostró en pantalla.
La presencia de Ana Belén se tenía que aprovechar, y se hizo. Ella fue la encargada del homenaje a Concha Velasco con Mamá, quiero ser artista y La chica yeyé, con los Javis como prescindibles coristas. “Amar el cine español es una de las mejores formas de amar nuestro país” fue otra de las grandes frases de la noche, pronunciada por Javier Calvo en el sofá en el que homenajearon a Todo sobre mi madre. Y la última aparición de los tres presentadores antes de despedir la noche fue sentados en el patio de butacas para dar paso al In Memoriam. En general, tuvieron más presencia que otros presentadores recientes, mostraron una química indudable, y su participación estuvo más justificada (Ana Belén como el icono que es, los Javis con su amor por el cine desde la mirada del mitómano y como grandes estrellas del audiovisual actual) que en otras ocasiones.
Los micrófonos molestos
Los programas en directo, y más las galas de premios, son un reto para la realización y para todos los departamentos técnicos. Es habitual que fallen cámaras, micros o que no se muestre a tiempo la reacción de los aludidos. La ceremonia de este año no ha mostrado grandes fallos en este sentido (aunque se echó de menos un plano de reacción del aludido por Pedro Almodóvar). Pero sí es muy cuestionable la decisión de situar unos micrófonos de pie fijos que unas veces quedaban bajos a los hablantes, otras altos y otras, directamente les tapaban la cara. El propio Juan Antonio Bayona bromeó con el asunto la primera vez que subió al escenario: “por primera vez han puesto el micro a la altura correcta”.
Los supervivientes de los Andes al menos no tuvieron que enfrentarse al micrófono fijo de los Goya.
— Lucía Taboada (@TaboadaLucia) February 10, 2024
Números musicales, entre la oportunidad y la incomprensión
No hay gala de premios sin actuaciones musicales. De hecho, la noche arrancó con Amaia Romero al piano interpretando Mi gran noche en una delicada versión que la permitió lucirse para, a continuación, David Bisbal retomar la misma canción con aires de concierto de verbena. Menos se entendió que Estopa subieran al escenario a cantar Quiero ser libre, con un fondo en el que ponía su propio nombre, por si quedaban dudas. El resto de momentos musicales de la noche fueron mucho más oportunos: al ya comentado homenaje a Concha Velasco se sumó otro a María Jiménez con una versión de Se acabó de India Martínez, Niña Pastori y María José Llergo breve y emocionante, perfecto para la ocasión. También brilló la interpretación de Silvia Pérez Cruz y Salvador Sobral en el In Memoriam, con un elegante y emotivo Procuro olvidarte.
Escenografía elegante
En la Feria de Valladolid trabajaron desde diciembre para convertir el lugar en un escenario acorde con la gala de los Goya y convertir ese espacio de ocio en un lugar que pudiera acoger a casi 3.000 personas entre la grada y la platea. El resultado contaba con un amplio escenario con tonos negros, azules y dorados que fueron variando a lo largo de la noche pero que se mantuvo en tonalidades que no robaban protagonismo a los premiados, como debe ser. Porque al fin y al cabo, era la fiesta del cine español y los protagonistas eran ellos.
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