Cuando se cumplen dos años desde que el estudio holandés West 8 ganara, con el equipo madrileño Porras Guadiana, el concurso internacional para renaturalizar el norte de Madrid y levantar el Parque Central Madrid Nuevo Norte, Adriaan Geuze, el fundador de West 8, desgranó su estrategia para levantar “El Retiro del Siglo XXI”. El paisajista lo detalló durante el Festival Hay de Segovia, en una charla en el Instituto Empresa.
Geuze es uno de los autores de Madrid Río y, como sucedió en ese proyecto que cubría la M30 uniendo a vecinos a ambos lados del Manzanares, y de la autovía de circunvalación cubierta, defiende con su trabajo formas de lidiar con el declive urbano de especies vegetales causado por la urbanización. El futuro Parque Central de Madrid volverá a trabajar esa esencia: cubrirá las vías de la estación de Chanmartín y tratará de unir vecindarios separados por esas vías del tren.
Conexión y conservación
Geuze comenzó su intervención explicando que su estudio es multidisciplinar porque, en su opinión, no se puede separar la arquitectura de la naturaleza. “Ni las infraestructuras de la vegetación. Se tiene que diseñar uniendo, colaborando, y no segmentando”. Por eso David Goodman, decano de la escuela de arquitectura del Instituto Empresa, catalogó su trabajo como revolucionario “demuestra el papel fundamental del paisaje en la forma de nuestras ciudades, sobre todo en las infraestructuras que parecen opuestas a la naturaleza. Ese es su legado: la obra pero sobre todo el ejemplo”. Es cierto. West 8 hizo urbanismo paisajístico antes de que existiera un nombre para nombrarlo.
Profesor en la Univ de Delft, hace tres generaciones que Geuze tiene casa en Andalucía. Sabe que allí rezan para que llueva, que hace años que hay problemas con la falta de agua. No se han afrontado lo suficiente incluso ahora que el clima mediterráneo está haciéndose más tropical, incluso desértico. De este nuevo contexto Geuze piensa que es una oportunidad para trabajar desde el paisaje. “En España hay iniciativas para mejorar el clima con la vegetación, para crear microclimas”. Ese debe ser, en su opinión, el Retiro del siglo XXI.
Hace 15 años él, su equipo y otros estudios —incluido el de Porras-Isla— convirtieron 23 kilómetros de autopista en un proyecto sin precedentes en Europa. “Lo hicimos en menos de 8 años y la ciudad se transformó. Madrid río es un lugar de encuentro en el que se ha recuperado el río y el contacto ciudadano. Biotipos, cultura, ocio, naturaleza y ciudad”. Esa es su fórmula, la conexión y la conservación. La unión y la mezcla.
“Trabajamos a 20 años vista. Partimos de un campo de vías. Y de la promesa de transformarlo, de cubrir las vías con tecnología aplicada al hormigón que haga desaparecer su ruido y recupere espacio reutilizando ese hormigón como cubierta”. En esa cubierta, preparada para aguantar el peso de un parque, trabajarán. Habrá lugar para el mantenimiento, las ventilaciones. Y las salidas de emergencia convivirán con la nueva vegetación. Algo complejo se leerá como sencillo.
Geuze, que ha trabajado en Miami, en el jardín botánico de Houston, en West Kowloon en Hong Kong, o la Governors Island de Nueva York trabaja con una escala geográfica. “No realizamos la infraestructura lo que hacemos es cambiar el daño colateral”. ¿Cómo lo hacen? Conociendo el lugar. “Diseñamos pisando suelo. Llevamos biodiversidad, biotopos, hacemos botánica, creamos identidades, juntamos cultura, tecnología y vida social….”
“Los proyectos son siempre transformadores y por eso complejos de explicar. Conocer el lugar es conocer dónde hay viento para recuperar brisas y rebajar la temperatura de la ciudad. Dónde plantar para dar sombra y dónde para recuperar la brisa. La vegetación puede rebajar la temperatura entre cinco y diez grados”.
Un lío de vías convertido en naturaleza. Eso será el Retiro del siglo XXI. Geuze sabe que sólo existe un parque si la gente lo usa. Si hay música. Si hombres y mujeres, niñas y ancianas conviven y descubren. “Claro que no se puede prever el comportamiento de los usuarios, pero se puede fomentar. La clave es la inclusión, la convivencia. Que haya espacio para todos”.
Geuze habla de la Segunda Naturaleza, “la primera ya no existe en Europa ni en Norteamérica. Esto es muy evidente en Holanda. Todo en mi país está hecho por el hombre. No hay bosques vírgenes. Nada es original. Pero hay naturaleza. Explica que la tradición paisajística holandesa tiene 1000 años. Hay zonas inundables. Los paisajes planos fueron hechos por ingenieros y agricultores. Vivimos sobre el lecho oceánico. En ningún otro lugar de Europa se ha pintado más la naturaleza que en Holanda. Nuestro paisajismo pictórico data del siglo XVII, pero ya era un paisaje creado por el hombre. Es un romanticismo no hecho por dios o por lo desconocido. Es un himno a lo que el hombre es capaz de cuidar”.
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