Los tiempos de cambio son inevitables. Por primera vez en 60 ediciones, una artista no nacida en España, la peruana Sandra Gamarra, representará al país en la Bienal de Venecia. Lo hará con el proyecto Pinacoteca migrante, que cuestiona las narrativas coloniales y los modos de representación históricos, como se ha anunciado este miércoles. La presentación de la obra llega después de que el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, anunciara, el 22 de enero, un proceso de revisión de las colecciones de los museos estatales para “superar un marco colonial”, aunque no ofreció entonces más detalles. No fueron acciones coordinadas, sino síntomas de que España se une a un movimiento que involucra a todo Occidente y que comenzó años atrás con otros países europeos y en Estados Unidos.
“No olvidaré una de mis primeras visitas al Museo Arqueológico. Después de haber visto las salas dedicadas a cuatro continentes, le pregunté al vigilante en qué planta estaba Europa y me respondió que eso era historia y pertenecía a otros museos”, ha recordado en una rueda de prensa Gamarra, que reside hace más de 20 años en España. Con Pinacoteca migrante transformará el pabellón de España en la 60ª Bienal de Venecia ―que se celebrará del 20 de abril al 24 de noviembre― en un espacio para releer el patrimonio pictórico español (Murillo, Zurbarán o hasta Velázquez) y visibilizar culturas silenciadas. “La descolonización empieza con terminar con las jerarquías de las culturas, que sitúa a unas por encima de otras. Ese es el inicio y a partir de ese lugar se puede empezar a reescribir esas relaciones en todos los niveles, no solo el cultural”, comentó a este periódico la limeña, de 52 años.
Gamarra, quien ya estuvo en la Bienal de Venecia de 2009 en el pabellón del Instituto Ítalo-Latinoamericano, toma como punto de partida pinturas, desde la época del Imperio hasta la Ilustración, en las que se hace referencia a los territorios que fueron parte de España, pero que cargan consigo una “noción monolítica que se basaba en la destrucción de otras formas de organización social”. A través de seis salas o secciones recorrerá los géneros clásicos de las artes: grabado, retrato, paisaje… con intervenciones y reinterpretaciones que analizarán las representaciones sesgadas entre colonizadores y colonizados, además de ofrecer un contexto histórico que se vincule con la actualidad.
“Nuestra visión del arte tiende a aislar el objeto artístico de su alrededor, y en esa separación se pierde mucha información. La propia idea de que el arte tiene que llevarte a una contemplación es un paradigma que podemos romper, porque ese mismo estado de contemplación es dependiente de mano de obra, de extracción, de toda una estructura. Toda esa información debe ser permeable y porosa en los museos”.
Las salas que componen Pinacoteca migrante se titulan: Tierra Virgen, sobre pinturas de paisajes españoles, pero también de América Latina, Filipinas y el norte de África; Gabinete de la extinción, que vincula el colonialismo con el extractivismo; Gabinete del Racismo Ilustrado, un relato sobre cómo la antropología y la ciencia fueron utilizadas como herramienta de discriminación racial; Máscaras mestizas, sobre el retrato a colonos; Retablo de la Naturaleza Moribunda, que relacionará al bodegón con la construcción de opulencia y tesoros; y Jardín Migrante, en el que se recreará monumentos sobre la conquista que se emplazan en las antiguas colonias. En todas ellas combinará las artes plásticas con citas de escritores o pensadoras ecofeministas; modificaciones de facsímiles de ilustraciones de archivos reales o representaciones de plantas alóctonas o invasoras, en alusión a la migración.
La idea, refiere Gamarra, es quitarse el “bicho monoteísta” que está dentro de cada museo y en el que los visitantes buscan “encontrar la única verdad que creen que es cierta”. El proyecto está siendo comisariado por Agustín Pérez Rubio, con una dilatada carrera en el arte latinoamericano como director artístico del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) o como comisario del pabellón de Chile en la Bienal de 2018.
“En este pabellón se muestra a una España actual, donde creo que el 15% son latinoamericanos, una España progresista, abierta y que busca igualdad”, ha declarado Santiago Herrero director de Relaciones Culturales y Científicas de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. Esta cartera es la encargada de escoger al representante de España en la Bienal a través de un jurado, conformado por representantes de instituciones como el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) o el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), entre otros, y que escogió por unanimidad la Pinacoteca migrante de Gamarra. Herrero recuerda que esta elección no tuvo nada que ver con la decisión de Urtasun (el fallo ya se había anunciado en abril de 2023), pero reconoce que la descolonización y la integración de otras narrativas son una demanda actual, como muestra el mismo tema de la Bienal de este año: extranjeros en todas partes.
Sobre las críticas y reacciones contra las órdenes de revisión de las colecciones de los museos ― el vicepresidente valenciano Vicente Barrera (Vox) acusó a Urtasun de estar “comprando la leyenda negra de España”― , Gamarra aporta otro recuerdo: “Mi colegio estaba llevado por monjas españolas. Cuando ya teníamos una consciencia y estudiábamos sobre la conquista, la maestra empezó a dar detalles del genocidio. Hubo un momento de silencio incómodo y todas miramos a la monja, que dijo ‘pero trajimos la religión’. Fue como un respiro para ella al pensar que ya no iría al infierno. Justamente esas ideas evidencian las jerarquías, ‘hemos traído cultura porque no había o era mala. Ya te he recompensado, por qué reclamas’, como si no hubiera nada que reclamar”.
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