Narges Abyar, cineasta: “Las limitaciones culturales y políticas de Irán nos separan de la industria mundial” | Cultura

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A la cineasta iraní Narges Abyar (Teherán, 52 años) le interesa lo que les ocurre a las mujeres en los conflictos y las guerras, concretamente el papel que juega la violencia en sus vidas y cómo las atraviesa. Este es el eje de sus cinco películas; también, el asunto que la ha traído a Madrid para impartir una charla en la Universidad Complutense. “No la saludes con la mano, basta con un pequeño movimiento de cabeza”, avisa la traductora poco antes del encuentro con Abyar, que aparece poco después y comienza a hablar en farsi sobre violencia, machismo, cinefilia… Pero no de política: durante la conversación solo critica las “limitaciones culturales y políticas” de Irán que afectan directamente su trabajo.

Pregunta. ¿Cómo de complejo es ser directora de cine en Irán?

Respuesta. En esta última década, he notado un cambio favorable para nosotras porque comenzamos a tener más poder en la industria. Aunque me acostumbro a ver cada vez más productoras y realizadoras; no puedo obviar que es un espacio dominado por los hombres, algo que no solo ocurre en Irán, sino en todos los países. Una mujer debe esforzarse tres o cuatro veces más que un hombre.

P. La mayoría de sus películas están protagonizadas por mujeres, ¿es su manera de destacar los roles femeninos?

R. [En Irán] tenemos pocas películas contadas a través de una mirada femenina y creo que es muy importante que ampliemos la oferta. Además, como mujer, percibo y entiendo mejor sus problemas.

P. Sus protagonistas siempre se desenvuelven en un contexto de conflicto, ¿por qué le interesa cómo la violencia acecha a las mujeres?

R. Es lo que vivimos en mi país durante muchos años [en referencia a la Guerra Irak-Irán de los años ochenta o al terrorismo sufrido en su país]. Considero que una de las labores más importantes para un director es mostrar la realidad en la que vivimos. Se ha criticado mi trabajo por hacer películas enfocadas en el sufrimiento; mi tarea es mostrar precisamente eso.

P. Sin embargo, para narrar ese dolor no suele utilizar imágenes violentas o sangrientas.

R. No, no lo hago. Me interesan las historias de las mujeres y cómo la guerra impacta en sus vidas. En mi película Breath (2015) me enfoco en una niña que sufre las consecuencias de la guerra impuesta por Irak a Irán [entre 1980 y 1988]. En el mismo marco temporal, hice Zanja 143 (2013), centrada en la madre de un chico que se entrega como voluntario para defender nuestro país.

P. ¿Se refleja en ellas?

R. Sí, una parte de mí forma parte de esos personajes. En Breath muestro parte de mi propia vida y la de mi generación: de forma inconsciente recurro a personajes que conozco. Luego, me siento en deuda con ellos.

P. Precisamente, Breath fue seleccionada en 2017 para representar a Irán en los Oscar, la primera vez que se escogió una película dirigida por una mujer. ¿Cómo se sintió?

R. Estaba muy contenta y fue una cúspide en mi carrera. Sin embargo, los años pasan y, como cineasta, me di cuenta de que estos premios no son tan importantes como lo es mantenerse en la memoria colectiva. ¿Cuántas películas no obtuvieron galardones, pero fueron grandes para su época y desafiaron la mente del público? Esto último, para mí, es más relevante.

La cineasta Narges Abyar.DAVID EXPÓSITO

P. A pesar de las dificultades, el cine iraní obtiene cada vez más la atención de la industria.

R. Tenemos muy buen cine. Además, en los últimos 30 años ha crecido mucho y su lenguaje se ha vuelto más universal, abordando conceptos más profundos. A los festivales que voy siempre preguntan por películas iraníes: nos hemos ganado un espacio en la industria.

P. ¿Qué falta entonces para que Irán tenga su propio Hollywood?

R. Tenemos muchas limitaciones culturales y políticas que nos separan de la industria cinematográfica mundial. La gente no acepta, por ejemplo, lo de usar el velo dentro de una casa: no es verosímil que una mujer quiera llevar un pañuelo en la cabeza en su propio hogar. No obstante, las leyes de la República Islámica obligan a que se utilicen en los estudios de grabación. Restricciones como esta son un obstáculo, pero lo positivo es que nos obliga [a los directores iraníes] a ser más creativos en nuestras historias.

P. ¿Qué directores le gustan?

R. Mis directores favoritos internacionales son [Federico] Fellini, [Alejandro González] Iñárritu y [Krzysztof] Kieslowski. He seguido sus obras desde hace años. Me interesa el realismo de sus películas, que es muy creíble, y su perspectiva del mundo. De Irán destaco el trabajo de Majid Majidi, Asghar Farhadi y Rakhshan Banietemad, que son los que más han influido en mi trabajo.

P. ¿Y el cine español?

R. Sí, me gusta todo de [Pedro] Almodóvar, menos su último largometraje [Madres Paralelas]. En Irán apreciamos mucho el cine español, especialmente por su estética. Además, me encanta cómo actúa Penélope Cruz en Todo sobre mi madre.

P. ¿Cree que todo el cine debe ser político?

R. No necesariamente. Hay un género delimitado de películas políticas, pero, de todos modos, la política puede permear a otros géneros que no formen parte de esa categoría.

P. ¿Se ve dirigiendo un romance o una comedia?

R. Sí, todo es impredecible y me gusta estar abierta a probar diferentes géneros.

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