La bandera blanca, el símbolo de rendición que Israel vulneró en Gaza | Internacional

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La presión sobre el Gobierno de Benjamín Netanyahu crece aceleradamente desde que el ejército israelí reconociese el viernes que mató “por error” a tres rehenes israelíes en una operación en Shuyaia, un barrio a las afueras de Ciudad de Gaza. Los fallecidos, posteriormente identificados como tres hombres en su veintena, “iban sin camiseta y llevaban una bandera blanca improvisada” en el momento de ser acribillados por un grupo de soldados, según reveló un portavoz militar. La ley internacional proclama que el uso de la bandera blanca, uno de los símbolos más aceptados de rendición, protege tanto a civiles como a combatientes de cualquier ataque y, según los expertos, el caso omiso de este distintivo puede ser investigado como un crimen de guerra.

Yotam Jaim, Alon Lulu Shamriz y Samar Talalka formaban parte del grupo de más de 240 rehenes secuestrados por Hamás el pasado 7 de octubre. El viernes por la tarde, un portavoz castrense informó que habían muerto a manos de “fuego amigo” en una localidad al norte de Gaza. Según las primeras informaciones, los soldados “identificaron erróneamente” a los hombres como “una amenaza”. Estaban solos, posiblemente huyendo de sus secuestradores.

Al día siguiente, trascendió que los tres jóvenes estaban sin camiseta, en señal de que no llevaban armas consigo, y uno de ellos levantaba una bandera blanca improvisada. De acuerdo a los Convenios de Ginebra y sus protocolos adicionales, los tratados que regulan el derecho internacional humanitario y las normas de los conflictos armados, una bandera blanca “es una bandera de tregua”, reservada para los parlamentarios ―como se conoce a aquellos que en una guerra están autorizados a negociar con el enemigo― o para las personas, tanto civiles como combatientes, que buscan protección o se entregan en rendición.

El incidente, según la información preliminar facilitada por los portavoces militares, sucedió así: los disparos de las fuerzas militares israelíes mataron a dos de los hombres en el acto, mientras que un tercero resultó herido. Se encontraban solos, posiblemente huidos. El superviviente se refugió temporalmente en un edificio cercano y los soldados lo persiguieron hasta dar con él y le dispararon a quemarropa.

“Si alguien se rinde, no se debe disparar en contra de ellos”, afirma por teléfono Marco Sassoli, profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Ginebra, y agrega: “Según las informaciones de los medios locales, era posible identificar que [los rehenes fallecidos] no portaban armas o explosivos. [Los soldados] Podían haber pedido que no avanzaran hacia ellos, en vez de disparar”. Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés) aseguraron haber iniciado una investigación del caso, mientras que Netanyahu dijo sentir un “enorme dolor que desgarra el corazón”, aunque advirtió de que el incidente no rebaja su objetivo de mantener la guerra hasta la derrota de Hamás.

Amigos y familiares lloran a Alon Lulu Shamriz, uno de los tres rehenes israelíes que el ejército israelí mató «por error», en su funeral en Shefayim (Israel), el domingo.VIOLETA SANTOS MOURA (REUTERS)

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El ejército israelí apela a la “amenaza” que podían suponer los rehenes para explicar los disparos de sus soldados. Los Convenios de Ginebra, suscritos tanto por Israel como por Palestina, subrayan que la perfidia, una forma de engañar al enemigo con una falsa rendición, está prohibida en la guerra. En este caso, sugiere Sassoli, no era un miedo fundamentado. “Aunque haya reportes de que Hamás use la perfidia durante la guerra, disparar no debe ser la primera respuesta, menos si las personas iban con las manos levantadas y con el torso desnudo”, continúa.

Disparar primero, preguntar después

El suceso provocó durante el fin de semana una oleada de protestas en Israel, lideradas por las familias de los rehenes que siguen en Gaza (unos 120), que temen que sus parientes corran una suerte similar y por eso reclaman una nueva negociación con Hamás para su liberación. “Israel tiene que llegar ya a otro acuerdo para liberar prisioneros a cambio de secuestrados. Porque solo la operación militar no salvará sus vidas”, decía uno de los rehenes liberados

Un alto cargo del ejército de Israel insistió el domingo a sus tropas en que no se debe disparar a ninguna persona que porte una bandera blanca en señal de rendición, según informó la prensa local. “¿Qué pasa si son dos habitantes de Gaza con una bandera blanca los que salen a rendirse? ¿Les disparamos? Absolutamente no”, dijo a los suyos este militar citado por The Times of Israel. Organizaciones de derechos humanos y de veteranos israelíes consideran que la postura del ejército ―que apunta toda la responsabilidad al actuar de los soldados― es “una mentira”. Ariel Bernstein, excombatiente de las IDF y miembro de la organización de veteranos Breaking the Silence, sostiene que la instrucción del ejército israelí es que “cualquiera que esté en la zona de combate es terrorista”.

Omar Shakir, director para la sección de Israel y Palestina de Human Rights Watch, denunció en las redes sociales que las muertes de Jaim, Shamriz y Talalka “ponen de relieve la antigua práctica de las fuerzas israelíes de disparar primero y preguntar después […], incluso a aquellos que ondean banderas blancas”. En su editorial dominical, el Financial Times calificó a Netanyahu de ser una “fuerza destructiva” que, por su inamovible postura belicista, está deteriorando hasta los apoyos de sus más grandes aliados como Alemania y Estados Unidos.

Por el momento, la respuesta de Israel atribuye la responsabilidad del incidente a los soldados que, de comprobarse su responsabilidad individual, podrían ser autores de un crimen de guerra. Sassoli explica que tales actos, que cometen las personas (y no un Estado), pueden ser investigados por el Tribunal Penal Internacional (TPI), que abrió en 2021 una investigación formal de la violencia ocurrida en Gaza desde 2014. Francisco Rey, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, condena la inacción de este juzgado. “El TPI está procrastinando la investigación de violaciones del derecho internacional humanitario en Gaza y la obtención de pruebas debe acelerarse”, ha reclamado este lunes en una rueda de prensa.

A los pocos días del ataque de Hamás en Israel, que se saldó con la muerte de 1.200 personas, la ONU afirmó estar recopilando pruebas de crímenes de guerra por ambas partes. “Como las víctimas son israelíes, lo más probable es que se abra una investigación interna”, analiza Sassoli. Y agrega: “Sin embargo, no debería importar su nacionalidad. Tanto israelíes como palestinos deben ser protegidos de la misma manera y está claro que Israel no cumple con la ley internacional”.

La muerte de los tres rehenes israelíes se suma a una larga lista de víctimas mortales en la guerra en Gaza, que ya deja cerca de 20.000 palestinos muertos durante una ofensiva en la Franja que Netanyahu defiende “hasta el final”.

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