En El Salvador hay dos velocidades electorales. Nayib Bukele salió el domingo a las siete de la tarde, dos horas después de que cerraran las urnas, para anunciar que su partido, Nuevas Ideas, habían conseguido 58 de los 60 diputados a la Asamblea Legislativa. Sin embargo, este martes el país sigue sin resultados oficiales. El Tribunal Supremo Electoral ha reconocido en una conferencia que el sistema de recuento preliminar falló la noche de las elecciones, por lo que solo el 5% de las actas han podido ser escrutadas. Como consecuencia, no tienen datos sobre cómo se van a repartir los asientos en la Asamblea, un órgano clave en el Gobierno de Bukele, y se van a tener que abrir de nuevo todas las urnas para contar papeleta por papeleta.
El Tribunal Supremo Electoral tenía todo preparado. En una gran sala de prensa, los magistrados, encabezados por la presidenta, Dora Martínez de Barahona, darían la conferencia para anunciar los resultados de las elecciones presidenciales y legislativas. Sin embargo, lo único que pudo salir anunciado fue un confuso comunicado, a las 2 de la mañana, en el que se avisaba que se iban a emitir actas manuales “debido a múltiples acciones que han dificultado el desarrollo de las actividades de transmisión”.
El sitio web que habían habilitado para seguir los avances estaba caído o con resultados duplicados. Así, con un 14% de las papeletas procesadas, se reportaban 900.000 votos (800.000 para Nayib Bukele) para un padrón electoral de poco más de cinco millones de personas. Los números no daban. También aparecían votos contabilizados para localidades que todavía no habían sido procesadas. Hacía horas que Bukele se había declarado ganador con el 85% de los votos, según sus propios números, y las felicitaciones internacionales ya habían llegado.
El presidente goza de una popularidad innegable. Nayib Bukele inició en marzo de 2022 un régimen de excepción bajo el que ha detenido a 76.000 personas y ha desmantelado a las maras. También ha detenido a miles de inocentes, según las organizaciones de derechos humanos. El mandatario focalizó su campaña en haber conseguido que El Salvador, que lideraba el ranking de muertes violentas en el continente, se volviera el país más seguro después de Canadá. Era un logro irrefutable, nadie en el país quiere volver al terror de las pandillas.
Por el camino, el presidente decidió ajustar el Estado su modo. Desde 2021, destituyó al fiscal general y a los magistrados de la Corte Constitucional, para nombrar a figurar afines, que después le permitieron presentarse a una reelección que está prohibida en la Carta Magna de El Salvador. También el año pasado decidió cambiar las reglas del juego. Anunció una reforma electoral que reducía el número de diputados de la Asamblea Legislativa —necesaria para aprobar las medidas del Ejecutivo— de 85 a 60, también la fórmula de conteo, que pasó a ser D’Hont que favorece a las formaciones que tienen más votos. Al mismo tiempo redujo las alcaldías de 262 a 44, en lo que la experta electoral Ruth Eleonora López define como una “concentración del poder”.
En otra controvertida medida, Bukele decidió no entregar a los partidos opositores la llamada deuda política, los fondos a los que tienen derecho por cada voto recogido en las anteriores elecciones. Como resultado, durante toda la campaña electoral, solo Nueva Ideas tenía dinero para poner carteles, anuncios en televisión y radio, convocar actos. Además, gracias a su control del Tribunal Electoral, Nayib Bukele pudo saltarse el silencio electoral, el mismo domingo, en una conferencia para medios internacionales, pidió el voto para sus diputados, para garantizar que pudiera seguir el régimen de excepción que necesita aprobarse cada mes en la Asamablea.
Con este escenario de fondo llegaron los problemas del sistema del Tribunal Supremo Electoral, que tenía un presupuesto de 130 millones de dólares para las elecciones. Habían hecho un par de simulacros con cómo iba a funcionar el sistema de transmisión de datos, pero no midieron la capacidad de Internet que necesitarían las 8.562 juntas de recepción de votos para emitir sus actas la noche electoral. El sistema se saturó. Además, el software también empezó a mostrar errores, que todavía no se han explicado, que provocaron que se duplicaran los votos. Se anunció la corrección a la mañana siguiente.
La elección presidencial, mucho más fácil de contar porque solo requiere marcar el candidato, ha llegado al 70% de escrutinio con 1,6 millones de votos para Nayib Bukele, seguido de lejos por 139.000 del FMLN, de izquierdas, y de 123.000 de ARENA, de derechas. Sin embargo, el recuento legislativo solo ha alcanzado el 5%. “La transmisión de resultados electorales preliminares, pese a todos los esfuerzos institucionales realizados, no fue posible concluir de la manera esperada”, dijo la presidenta del Tribunal Electoral en una conferencia el lunes. Para emitir un resultado oficial, el Tribunal va a abrir el 30% de los votos para elegir presidente y el 100% de los votos para diputados.
Las urnas, que en El Salvador se llaman paquetes electorales, de los 14 departamentos se están trasladando desde el lunes en la noche a una bodega del Tribunal Electoral en la capital para contabilizarlos uno por uno. La última vez que eso sucedió en 2015 solo en San Salvador, según una fuente que trabajó en la institución, se tardó casi un mes en contar los votos. Sin embargo, Guillermo Wellman, magistrado del tribunal, ha señalado que esperan tener el conteo oficial en 15 días: “No puedo detallar lo qué pasó porque sería irresponsable, pero no son hechos trascendentes que puedan alterar el resultado”, dijo sobre las causas.
En el país, la elección legislativa es compleja de contar puesto que se puede emitir el voto entero a un partido, y de ahí manifestar la preferencia por algún candidato, o fraccionado entre varias formaciones. Es el llamado voto cruzado, que oscila el 5% en cada comicio. Este recuento oficial de cada papeleta va a estar vigilado, según el Gobierno, por la fiscalía, los observadores internacionales y los partidos políticos. Frente al ruido de los coches, una protesta de unas decenas de mujeres reclamaron el lunes a cacerolazos que se evitara el fraude. El experto electoral Malcolm Cartagena apunta a EL PAÍS que “diversas acciones han afectado la integridad electoral de la elección” y menciona que el fallo del escrutinio preliminar es otro de los elementos del proceso electoral —como las reglas del juego, la fórmula, no entregar la deuda política ni impartir justicia electoral— que han sido manipulados.
La Asamblea Legislativa fue desde el principio la obsesión de Nayib Bukele. El presidente sabe que no necesita hacer campaña por él mismo gracias a su inmensa popularidad, pero necesita que la gente elija a sus diputados para poder implementar las medidas. “La elección de los diputados es hasta más importante”, dijo el domingo en una rueda de prensa. También es en esa institución donde los partidos opositores tenían esperanzas de poder equilibrar algo más la balanza. De momento, solo queda esperar.
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